La misa "Pro eligendo Pontifice" a la que han asistido todos los cardenales, no electores y electores, da inicio al cónclave. Una misa que ha presidido el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, que aunque no es elector y no podrá presidir el cónclave, sí ha estado al frente de esta ceremonia.
Una misa votiva (la misa ofrecida por una intención especial) con el fin de expresar la santidad exigida para ser el sucesor de San Pedro: la fidelidad a Dios, el cumplimiento de sus mandatos y lo más importante, de invitar a los fieles a orar por los cardenales que deben elegir al nuevo Papa, y donde los cardenales han usado los paramentos litúrgicos rojos porque es el momento de rezar al Espíritu Santo.
Una misa en latín que ha tenido lecturas en otros idiomas como el inglés, el español, francés, italiano, suajili, portugués, malayo, chino y alemán.
El cardenal Re ha pronunciado una homilía en la que ha citado a Pablo VI y San Juan Pablo II, recalcando la importancia del papel de los cardenales electores, que se preparan a un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial: "Los cardenales electores se preparan a un acto humano por el que se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón solo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad".
Asimismo, ha querido recalcar que "estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo". Les ha recordado que "el amor que Jesús revela no conoce límites y debe caracterizar los pensamientos y la acción de todos sus discípulos, que en su conducta siempre deben manifestar un amor auténtico y comprometerse en la construcción de una nueva civilización, que Pablo VI llamó ‘civilización del amor'".
Citando las tres lecturas de la celebración eucarística, Re ha invitado a los cardenales al "amor fraterno, a la ayuda mutua y al compromiso por la comunión eclesial y la fraternidad humana universal. No una comunión autorreferencial, sino dirigida totalmente a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas, velando para que la Iglesia sea siempre ‘casa y escuela de comunión'".
También ha puntualizado que "es fuerte la llamada a mantener la unidad de la Iglesia en la senda trazada por Cristo a los Apóstoles. La unidad de la Iglesia es querida por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio".
Re ha recordado a San Juan Pablo II con el ‘Tríptico Romano’ (la reflexión publicada durante su enfermedad), recordando que "expresaba el deseo de que, en las horas de la gran decisión mediante el voto, la majestuosa imagen de Miguel Ángel que representa a Jesús Juez recordase a cada uno la grandeza de la responsabilidad de poner las ‘soberanas llaves’ en las manos adecuadas".
De la misma manera, ha recalcado que "todo papa sigue encarnando a Pedro y su misión, y de esa manera representa a Cristo en la tierra; él es la roca sobre la cual se edifica la Iglesia".
Para concluir su homilía, el cardenal Re ha pedido a todos los fieles rezar "para que el Espíritu Santo, que en los últimos cien años nos ha dado una serie de pontífices verdaderamente santos y grandes, nos regale un nuevo papa según el corazón de Dios para el bien de la Iglesia y de la humanidad y conceda a la Iglesia el Papa que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios".
Después de la conclusión de esta misa, los cardenales que van a elegir al 267 papa de la Iglesia católica se retirarán a la Casa Santa Marta, y después se reunirán en la capilla Paulina para dirigirse en procesión hacia la capilla Sixtina.
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