Alemania, como otros países de centroeuropa, se ha lanzado a las piscinas ante la ola de calor y esta semana una de ellas ha sido noticia por un episodio de acoso. Hace unos días, nueve niñas de edades entre once y 17 años fueron objeto de tocamientos en una piscina de Gelnhausen, en el estado de Hesse.
Las niñas lo contaron al personal de la piscina, que denunció lo ocurrido a la Policía. Los agresores eran cuatro hombres entre 18 y 28 años de origen sirio, según la prensa alemana.
Para prevenir precisamente episodios como estos y animar a las víctimas a denunciar, otra ciudad alemana, Büren, en Renania del Norte-Westfalia, decidió lanzar al comienzo de la temporada una campaña para promover que los jóvenes acudan a los socorristas y a la Policía si sufren acoso sexual.
La campaña, sin embargo, ha terminado siendo retirada tras las críticas en redes sociales: el cartel, con el eslogan Verano, sol, seguridad (Sommer, Sonne, Sicherheit) recuerda que el "manoseo está prohibido" y que nadie "debe tocarte sin permiso". Para ilustrarlo, muestra a una mujer madura, blanca y pelirroja agarrando las nalgas de un chico de tez oscura y con una pierna ortopédica. Debajo aparece la mascota de la campaña, una tortuga, que anima a pedir ayuda "si te sientes incómodo" con la palabra clave "Tiki".
Ante un cartel "woke", "absurdo", "grotesca", que "desinforma" y que criminaliza a las víctimas, según algunos de sus críticos, el consistorio se ha defendido alegando que la campaña buscaba evitar "los estereotipos" y "visualizar la diversidad". El alcalde, Burkhard Schwuchow, de la CDU, ha pedido disculpas diciendo que nunca fue su intención "discriminar a nadie ni reinterpretar las culpas".