
El rey Carlos III de Inglaterra y su esposa, la reina Camilla, fueron los últimos monarcas en visitar al papa Francisco pocos días antes de fallecer. Seis meses después, el rey Carlos se ha convertido en el primer monarca europeo en ser recibido por León XIV, en un encuentro ecuménico histórico que marca, sin duda, una etapa de entendimiento religioso y diplomático entre ambas Iglesias.
Aunque la Iglesia católica no reconoce las órdenes anglicanas (una postura fijada en 1896 por León XIII), el papa León XIV y Carlos II, gobernador supremo de la iglesia anglicana, han rezado juntos en la Capilla Sixtina por primera vez desde la Reforma de 1534, cuando Enrique VIII rompió con la Iglesia católica para fundar la Iglesia de Inglaterra.
Una cita calificada como un "gesto de respeto mutuo y de fraternidad espiritual" siguiendo la línea que estableció Carlos III en su coronación donde cambió una fórmula de su juramento para incluir la promesa de fomentar un ambiente en el que personas de todas las confesiones y creencias puedan vivir libremente.
El rey Carlos ha vestido traje azul oscuro con corbata negra y una orquídea en el ojal, mientras que la reina Camilla llevaba un vestido negro, como marca el protocolo, y un "curioso" tocado de Philip Treacy que imitaba las hojas de un árbol, rematado con un velo. También ha lucido el broche con forma de cruz, más conocido como 'raspberry pip' de la reina Isabel II.
The King and Queen, accompanied by Pope Leo, have attended a special service in the Sistine Chapel, marking the joining of hands between the Catholic Church and Church of England, in a celebration of ecumenism.
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— The Royal Family (@RoyalFamily) October 23, 2025
Los reyes han mantenido un encuentro privado con Leon XIV quien les ha dado la bienvenida. Como recuerdo de la reunión, los monarcas ingleses le han entregado una foto enmarcada con una dedicatoria y un icono de San Eduardo el Confesor, el único monarca canonizado de este país y que fue rey de Inglaterra entre 1042 y 1066. Por su parte, el Papa le ha regalado otra foto suya, un mosaico realizado en el Vaticano del Cristo Pantocrátor de la catedral de Cefalú, en Sicilia, y el mensaje del Papa Francisco para la última Jornada Mundial de la Paz. Asimismo, Carlos III ha nombrado al Papa Caballero de la Gran Cruz de la Orden de Bath, y el Papa le ha nombrado Caballero de la Gran Cruz con Collar de la Orden Vaticana del Papa Pío IX, la máxima condecoración pontificia activa, reservada a Jefes de Estado.

En este acto de oración ecuménica, sin homilías, se han leído salmos y lecturas centrados en la alabanza a Dios creador, en un texto de San Ambrosio de Milán, pero interpretado en una traducción inglesa de San John Henry Newman, que fue anglicano durante la mitad de su vida y católico durante la otra mitad, canonizado en 2019 y nuevo Doctor de la Iglesia, nombrado por León XIV. La ministra británica de Asuntos Exteriores, Yvette Cooper, ha leído un extracto de la epístola de San Pablo a los Romanos. Han estado acompañados de los coros de la Capilla Sixtina, de la Capilla Real de St James's Palace de Londres y el coro de la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor.
Por la tarde, Carlos III ha sido el primer monarca británico desde la Reforma en asistir a un servicio en la basílica mayor de San Pablo Extramuros, donde está enterrado San Pablo y que tiene vínculos con gobernantes ingleses del siglo VIII y IX que ayudaron a sufragar el mantenimiento de la tumba de San Pablo. En su escudo se lee el lema de la Orden de la Jarretera y en 1966 acogió un encuentro histórico entre el papa Pablo VI y el arzobispo de Canterbury. En esta ocasión, la reina Camilla ha cambiado su vestuario y ha vestido de blanco.
Carlos III ha sido nombrado "Royal Confrater" como signo de "comunión espiritual" por los lazos históricos y los avances logrados en el camino de la reconciliación entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Inglaterra. El Papa también ha concedido al Rey un asiento propio en la basílica, con su escudo de armas y el lema "Ut unum sint", título de una encíclica ecuménica extraído de una frase bíblica que evoca la unidad de los creyentes.

