Como ya había hecho en alguna otra ocasión, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) publicó en su cuenta de Facebook unas imágenes en las que, en poco más de ocho minutos, muestra su disconformidad por su situación en los tribunales. Se muestra en el video, paso a paso, realizando una diligencia judicial en una de las causas que le afectan.
Fernández, que desde hace meses denuncia que el Gobierno de su sucesor, Mauricio Macri, está detrás de su persecución en los juzgados, retransmite su visita a una oficina de Río Gallegos, la ciudad sureña en la que vive, para repetir un trámite que el pasado noviembre se tornó polémico. Define tal situación como "todo un armado mediático judicial y de servicios de inteligencia puestos al servicio de tapar la realidad, perseguir y hacer control social".
Se trata del registro de sus huellas en el marco de una causa por la que está procesada sobre presuntas irregularidades en operaciones del Banco Central durante su gobierno. En un primer momento, el juez Claudio Bonadio la citó para realizar esa gestión en Buenos Aires hace tres meses, pero después de que Fernández no se presentara –alegando que vive a 2.500 kilómetros de Buenos Aires y podía hacerlo en su ciudad–, el magistrado le pidió que fuera bajo apercibimiento de ser trasladada si no por las fuerzas de seguridad. Finalmente, la expresidenta acudió a los tribunales de la capital argentina pocos días después, pero hoy declaró que le habían notificado que la diligencia no salió bien.
Ya en la oficina judicial, y tras mostrar todo el trayecto en coche desde su casa, se la ve tomándose la huellas y elogiando la tecnología de la instalación, que remarca fue inaugurada y equipada en 2014, durante su gobierno. Tras preguntarse "por qué Bonadio hizo todo lo que hizo", Fernández relata como primera razón el "lograr la foto de ingreso a tribunales", al igual que en otra ocasión que le hizo viajar a Buenos Aires únicamente para notificarla personalmente de su procesamiento.
A su juicio, las causas que la mantienen ligada a los tribunales son "una mezcla de todo un poco". "De persecución feroz, con objetivos de proscripción. Tiene como objetivo tapar todo lo que está pasando, porque si sacan a mis hijos y a mi en tapas (no) tienen que sacar la desocupación, falta de trabajo, oficinas que cierran...", agrega, al tiempo que a la cuestión de las fotos "le han agregado un condimento nuevo, las escuchas".
Ya el pasado 26 de enero denunció penalmente un plan de "espionaje político y persecución" contra ella después de que se filtrara en los medios un audio con una conversación telefónica entre ella y su exjefe de Inteligencia, Óscar Parrilli.
