El Gobierno de España evita reconocer los datos de Nicolás Maduro. El autócrata venezolano se ha autoerigido como ganador de las elecciones venezolanas con el 51% de los votos y ha otorgado un 44% a la coalición de Edmundo González y María Corina Machado. Un recuento que, además de sumar el 109% con el resto de partidos, choca con las actas que tiene la oposición y que les atribuyen un 70% de los votos.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha afirmado en la cadena SER que "es especialmente importante que se cuente cada voto, mesa por mesa". Un petición que ha reiterado en más de una ocasión para tener "total transparencia. "Pedimos una publicación de las actas, mesa por mesa", ha solicitado para que el escrutinio pueda ser "verificable".
España no se pronunciará hasta que "a lo largo del día" se tenga "una información más clara y más democrática". La postura de España está en la línea del presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric, quien ha pedido "total transparencia de las actas y el proceso y que verificadores internacionales no comprometidos con el Gobierno, den cuenta de la veracidad de los resultados". Aunque el presidente chileno ha ido más allá y ha afirmado que los datos de Maduro "son difíciles de creer"
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha evitado pronunciarse y ha guardado silencio también en su perfiles en redes sociales. En el PSOE hay dos almas con respecto a Venezuela. Por un lado, algunos como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ven con simpatía a Maduro, e incluso está en Venezuela como observador internacional. Otros, como el también expresidente Felipe González, sienten aversión por todo lo que tenga que ver con el chavismo y han apoyado a la oposición.