La dictadura rusa de Vladímir Putin se ha vuelto a negar este lunes, por tercera jornada consecutiva, a entregar el cadáver de Alexéi Navalni a su familia. El líder opositor murió el pasado viernes en una cárcel ártica, situada a más de 2.000 kilómetros de Moscú.
Efe informa de que la madre del político, Liudmila Naválnaya, se personó en la morgue para recoger el cuerpo, pero los empleados aseguraron desconocer dónde está el cadáver. El Comité de Instrucción de Rusia se limitó a decirles a la madre y al abogado que "la investigación de la muerte se ha prolongado".
El equipo de Navalni, que acusa al Kremlin de asesinar al opositor, ha lamentado en su canal de Telegram que a los familiares "no les dejaron entrar" y que "a uno de los abogados, literalmente, lo sacaron a empujones". Desconocen cuánto tiempo se prolongará la investigación: "Por el momento, las causas de la muerte 'no han sido establecidas'. Mienten, ganan tiempo y ni siquiera lo ocultan".
Por su parte, OVD-Info, una organización que vela por los derechos de los detenidos, ha indicado que más de 50.000 personas ya han firmado una petición popular para que las autoridades entreguen el cuerpo a la familia de Navalni.
"Putin mató a Navalni"
Los aliados de Navalni acusan directamente al tirano Putin de ordenar su asesinato en la prisión "Lobo Polar" a la que fue enviado en diciembre pasado tras lanzar una campaña contra la reelección del jefe del Kremlin. En palabras del portavoz del opositor, Kira Yarmysh: "Hace tres años y medio Putin intentó asesinar a Alexéi. Ayer, lo mató".
La madre llegó el sábado a la localidad de Jarp, en el distrito autónomo de Yamalo-Nénets, donde ya se había reunido con su hijo el pasado 12 de febrero y lo había encontrado de buen ánimo. Los funcionarios de prisiones le confirmaron la muerte de su hijo, pero desde entonces no ha tenido acceso al cadáver ni a los resultados de la autopsia. Yarmysh ha exigido "que el cuerpo de Alexéi Navalni sea entregado inmediatamente a su familia".
La familia, la oposición, las organizaciones de derechos humanos y las cancillerías occidentales señalan al Kremlin como responsable directo de la muerte del opositor, que ya había sido envenenado en 2020, supuestamente por el Servicio Federal de Seguridad (FSB), durante un viaje a Siberia.