El consejo de jefes de los indígenas maorí de Nueva Zelanda ha nombrado a su nueva reina. Ahí la tienen recibiendo una bendición. Se llama Ngawai hono i te po Paki. Tiene 27 años y ahí la tienen sentada en el trono de madera tras el fallecimiento de su padre. 12 ancianos de tribus diferentes han elegido a la nueva monarca. Esta ceremonia se remonta a ocho generaciones. Entre los rituales la monarca fue ungida con aceites sagrados y bendecida con la Biblia que se utilizó para coronar al primer rey maorí en 1858. Ese es el ataúd de su padre. Murió tras una cirugía cardiaca. Ante centenares de personas, con una piel de animal encima, fue acompañado por la guardia de honor de su tribu y la fuerza de defensa de Nueva Zelanda. El coche fúnebre realiza el paseo hasta el río Waikato, donde una flotilla tradicional maorí lo lleva por las aguas mientras cantan y gritan. De ahí a esa empinada montaña, donde con fervor suben el cuerpo, un lugar sagrado, el monte Taupiri, para su entierro.
