
Las ratas gigantes africanas —90 centímetros de largo y cuatro kilos de peso— son una especie que destaca por su gran habilidad para detectar explosivos y patógenos. Debido a la creciente tendencia de la caza furtiva, las autoridades utilizarán a estos animales para localizar a la fauna silvestre que se encuentre en peligro de extinción debido a esta práctica irregular, que genera entre 7.000 y 23.000 millones de dólares al año.
Investigación y resultados
Según un estudio publicado por Frontiers in Conservation Science, revista que "explora la ecología, biología y ciencias sociales para avanzar en la conservación", estas ratas pueden detectar elementos aunque estén disimulados entre otras sustancias. Por lo tanto, APOPO, una organización belga sin ánimo de lucro, ha llevado a cabo un entrenamiento para estos animales en el que se les asociaba un olor con una recompensa, además de enseñarles a ignorar olores que puedan distraer, como el café y los detergentes, que son muy utilizados por los traficantes para disimular los olores de la fauna silvestre. Cabe mencionar que, en el pasado, las ratas gigantes se han utilizado para detectar minas y enfermedades como la tuberculosis en Camboya, Angola y Zimbabue.
Isabelle Szott, investigadora y conservacionista al frente de la Fundación Okeanos, ha destacado que "las ratas pueden oler cosas que los humanos no. Son curiosas y les gusta aprender, lo que hace que sea más fácil para nosotros entrenarlas". Uno de los descubrimientos más destacables fue la memoria y retención cognitiva de estos animales, que eran capaces de recordar olores tras períodos de cinco y ocho meses, algo comparable a otros animales como los perros. Al final del entrenamiento, ocho de las 11 ratas identificaron cuatro especies víctimas del contrabando entre "146 sustancias no objetivo", según el estudio.
Chalecos especiales
Otra de las medidas puestas en marcha para acabar con el tráfico ilegal de fauna es equipar a las ratas con chalecos hechos a medida, que emiten una señal de alerta al descubrir un posible objetivo. Este proceso supone un ahorro de tiempo y dinero en recursos, ya que los métodos tradicionales son más costosos. Las ratas trabajarán en los puntos estratégicos para el tráfico ilegal, como los puertos de Kenia y Tanzania.
Sin embargo, aunque los resultados del estudio son esclarecedores, será necesario realizar más fases de prueba para que pueda tener éxito en un ambiente no controlado, fuera del laboratorio, donde el contexto es mucho más complejo.
El proyecto va más allá, pues al estar relacionado el tráfico ilegal de fauna con otros delitos como el narcotráfico, se podrían destinar estos animales para combatir cualquier tipo de criminalidad.

