
El expresidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, ha protagonizado una escena esperpéntica para zafarse de una orden de arresto. Cuando los investigadores acudieron a detenerle para interrogarle por un caso de tráfico de influencias, el exmandatario optó por quedarse en calzoncillos y tirarse al suelo del centro de detención. Esta causa se suma a la macroinvestigación por su fallida declaración de ley marcial del año pasado.
La esperpéntica táctica de Yoon se aprovechó de que los agentes tenían prohibido el uso de la fuerza para que el traslado fuera lo menos traumático posible. Lejos de colaborar, "el sospechoso se negó obstinadamente a ser arrestado mientras yacía en el suelo sin siquiera usar una bata de hospital", según relató el fiscal especial Oh Jeong Hee. El expresidente, en ropa interior y camiseta de tirantes, se dedicó a interrumpir a los investigadores sin ninguna intención de cooperar.
"Ejecutar una orden de arresto no es un proceso de persuasión, pero considerando que es un expresidente, le recomendé que la cumpliera voluntariamente", añadió el fiscal. La citación está relacionada con un presunto abuso de poder por parte de Yoon para favorecer a su mujer, Kim Keon Hee, en una trama en la que también está implicado un periodista que habría realizado encuestas para potenciar la figura del matrimonio antes de las elecciones de 2022.
Yoon ya había evitado una citación a finales del mes pasado alegando problemas de salud. Ante su incomparecencia, la fiscalía solicitó la orden de arresto que fue emitida el viernes y que vence el próximo día 7. Sin embargo, los investigadores ya han anunciado que volverán a intentarlo en breve con una nueva orden que permita usar la fuerza si fuera necesario.
