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El pasado sábado más de 150.000 personas se manifestaron en Tel Aviv contra el proyecto del gobierno israelí de reformar el sistema judicial.

La vicealcaldesa de Jerusalén cree que la crisis por la reforma judicial en Israel es "una exageración brutal"

El pasado sábado más de 150.000 personas se manifestaron en Tel Aviv contra el proyecto del gobierno israelí de reformar el sistema judicial.

Nacida en Londres, la vicealcaldesa de Jerusalén, Fleur Hassan-Nahoum, vivió durante su infancia en Gibraltar, por lo que habla un español casi perfecto con el que nos recibe en Jerusalén, explicándonos la visión de su partido, el gobernante Likud, sobre la muy polémica reforma del sistema judicial de Israel, que ha llevado a manifestaciones semanales que, sábado tras sábado, están llenando las calles israelíes de manifestantes: la última protesta en Tel Aviv reunió a unas 150.000 personas.

Hassan-Nahoum admite lo "controversial" que es el asunto, pero se muestra convencida de que "el sistema judicial necesita alguna reforma". En su opinión, "en los últimos 30 años los jueces se han convertido a sí mismos en legislativo", algo que denomina "activismo judicial".

La vicealcaldesa nos explica que "en la mayoría de las democracias el sistema judicial tiene el poder de decidir qué leyes se compaginan o no con la Constitución" y es un buen sistema, "pero Israel no tiene Constitución, tenemos lo que se llama las leyes básicas" y eso genera ciertos problemas.

"El primero es que los jueces se han dado ellos mismos el poder de tomar decisiones administrativas", nos dice poniendo un ejemplo que ciertamente resulta chocante: "Qué tiene que ver con lo constitucional que encontremos gas en Israel y queramos explotarlo, pero en eso se metieron los jueces a debatir por qué había que sacarlo".

Para Hassan-Nahoum está claro que "eso es una decisión administrativa del Gobierno", pero los jueces "se han dado ellos mismos ese poder", algo que nos cuenta que ocurrió en el año 95 cuando el presidente de la Corte Suprema Aharon Barak definió hasta dónde podía llegar este tribunal. "Así que no hay una definición clara del poder que tienen" más allá de lo que ellos mismos decidan.

La segunda cosa que señala como problema será bastante menos problemático para muchos lectores de Libertad Digital: "En la mayoría de las democracias del mundo el Gobierno selecciona a los jueces, aquí es un comité que tiene una mayoría de jueces y ellos se seleccionan a sí mismos", explica, describiendo algo que parece un requisito indispensable para la independencia judicial. No obstante, la vicealcaldesa de Jerusalén señala que con ese método "no se ve diversidad de jueces: todos miran igual y piensan igual".

¿Por qué movilizaciones tan masivas?

Según Hassan-Nahoum con todos estos asuntos se ha llegado a una situación en la que "el Gobierno tiene llegar que empezar a definir los límites del poder judicial y la oposición, que han perdido las últimas elecciones, está politizando la reforma". La vicealcaldesa, que es del mismo partido que el primer ministro Netanyahu asume que "por supuesto" se trata de una ley "que va a ser controversial", pero en su opinión "la están politizando porque no han asumido el resultado electoral".

El éxito de las movilizaciones puede deberse en su opinión a la "combinación" de esa politización con "el odio que hay a Netanyahu", porque tal y como recuerda es el primer ministro que durante más tiempo ha estado en el cargo en Israel y eso provoca "una aversión por él". El resultado es, reconoce, "una protesta que cada semana se hace más grande".

Hassan-Nahoum reconoce que "hay que ver cómo podemos sentarnos y hablarlo", pero también recuerda que "en ningún país del mundo si un gobierno quiere hacer una reforma le pide permiso a la oposición, yo creo que lo que la oposición pide no es lo normal". Aún así admite que "hay que ver como enfrentar lo que ocurre en la calle".

En lo que sí es más tajante es en criticar a aquellos oficiales del ejército que están haciendo público su rechazo a la reforma y negándose a cumplir órdenes o mostrándose insumisos: "Es algo muy malo, aquí han pasado muchas cosas controversiales y con gobiernos que no tenían una mayoría enorme", dice, "por ejemplo los Acuerdos de Oslo se aprobaron con 61 votos de 120 y la derecha no dijo ‘yo no voy al ejército’".

En su opinión es un fenómeno "parecido a lo que ocurrió en EEUU cuando ganó Trump y hubo gente que salió a la calle y dijo que Trump no era su presidente". Hay algo de eso aquí.

Hassan-Nahoum ha recordado también que uno de los líderes de la oposición, Benny Gantz, ya ha pedido públicamente a los oficiales que den marcha atrás en sus boicots porque "uno en el ejército no puede decidir lo que hace".

"Estamos viendo una exageración brutal, tenemos que encontrar como vivir uno con el otro", concluye.

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