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Netanyahu promete "luchar" contra la ola de reconocimientos al Estado palestino

El primer ministro israelí luchará en la ONU contra la "propaganda falsa" y se reunirá de nuevo con su "amigo" y aliado, Donald Trump.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, saluda a militares. | Europa Press

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha elevado el tono ante la oleada de reconocimientos internacionales al Estado palestino, una iniciativa que considera una "recompensa absurda al terrorismo" de Hamás y un riesgo directo para la existencia del Estado judío. Netanyahu ha prometido luchar en todos los foros, con la ONU a la cabeza, contra esta "propaganda falsa".

En su próximo viaje a Nueva York para participar en la Asamblea General, Netanyahu se verá por cuarta vez con su "amigo" Donald Trump, un encuentro que refuerza su alianza frente a la hostilidad de gran parte de la comunidad internacional. Ante el plenario de Naciones Unidas, el primer ministro expondrá lo que ha calificado como "la verdad de Israel", que es "también la verdad objetiva".

Fiel a su dogma de "paz mediante la fuerza", Netanyahu ha defendido la ofensiva militar en la Franja de Gaza como una "lucha justa contra las fuerzas del mal". Esta operación, lanzada tras los brutales atentados del 7 de octubre, continúa en respuesta a la masacre terrorista.

En contraste con la cerrazón de los foros internacionales, Netanyahu ha destacado los "avances" en el diálogo con Siria y la "posibilidad de paz" con Líbano. Según el primer ministro, "nuestras victorias sobre Hezbolá han abierto una ventana de inimaginables posibilidades", demostrando que la fortaleza militar es la vía para abrir nuevos horizontes diplomáticos en la región.

Reino Unido, Canadá y Australia

Los gobiernos de izquierdas de Reino Unido, Canadá y Australia, en un movimiento coordinado que se extenderá a otros países como Francia, han anunciado el reconocimiento del Estado palestino. Se trata de un gesto sin precedentes entre los países del G7, que socava la posición de Israel y cede ante las presiones del eje propalestino internacional.

El laborista Keir Starmer ha intentado justificar la decisión con un discurso plagado de lugares comunes, asegurando que no es una "recompensa a Hamás". Sin embargo, la medida llega tras la masacre del 7 de octubre y es vista por Israel, la única democracia de la región, precisamente como eso: un premio al terrorismo. Las débiles condenas a la "brutal organización terrorista" Hamás no ocultan la verdadera naturaleza de una decisión que alienta a los enemigos de la libertad.

En una inaceptable equiparación, Starmer ha llegado a calificar de "intolerable" la respuesta militar de Israel para defenderse de los terroristas, criticando la crisis humanitaria y la construcción de asentamientos. Este discurso ignora deliberadamente que la única responsable de la devastación es la propia Hamás, que utiliza a la población civil como escudo humano.

Los primeros ministros de Canadá y Australia, Mark Carney y Anthony Albanese, han repetido el argumentario, afirmando que reconocer a Palestina "alienta a quienes buscan la coexistencia pacífica". Ambos mandatarios aseguran que el gesto "no compromete el firme apoyo" a Israel, una afirmación difícil de sostener cuando se legitima una entidad política sin garantías de que vaya a ser democrática y sin erradicar antes la amenaza de Hamás.

El Gobierno de Israel ha reaccionado con indignación ante la decisión del nuevo primer ministro laborista británico, Keir Starmer, de reconocer formalmente al Estado de Palestina. El Ministerio de Exteriores israelí no ha dudado en calificar la medida como una recompensa para Hamás y una consecuencia directa de la masacre del 7 de octubre, perpetrada por la organización terrorista.

En un duro comunicado difundido en sus redes sociales, la diplomacia israelí asegura que "los propios líderes de Hamás admiten abiertamente" que este tipo de reconocimientos son "fruto" del ataque terrorista. Israel ha instado a Londres a "no dejar que la ideología yihadista dicte sus políticas", en una clara alusión a la influencia en el Reino Unido de grupos afines a la Hermandad Musulmana.

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