L D (EFE) El centro recibió un total de 143.000 informaciones, de las cuales el 67,5 por ciento estaban relacionadas con la pornografía, el 4,4 por ciento con cuestiones de "culto" y el 3,4 por ciento con "estafas cibernéticas", detalló su director, Liu Zhengrong. Para estimular las denuncias, todos aquellos que suministran información efectiva son recompensados con una cantidad de dinero que oscila entre los 60 y los 240 dólares, recordó el responsable. No precisó, sin embargo, si las páginas clausuradas eran chinas o extranjeras.
China, el segundo país del mundo tras EEUU en número de internautas, con 87 millones de usuarios, está inmersa en una campaña contra la pornografía que, según organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF), sirve como excusa para cerrar páginas que albergan textos críticos y voces disidentes.
Aunque el acceso a páginas pornográficas en chino es muy difícil, basta con cambiar a cualquier otro idioma para poder entrar sin demasiados problemas en páginas web de contenido erótico o pornográfico de otra nacionalidad.
No ocurre lo mismo, sin embargo, con direcciones de organizaciones de derechos humanos, como RSF, Amnistía Internacional o Human Rights Watch, constantemente bloqueadas gracias al complejo sistema de censores "on line" y a acuerdos con los servidores para lograr una autocensura.