
Desde que tuviera lugar la Revolución Industrial, la población mundial no ha parado de crecer, acelerándose especialmente desde las últimas décadas del siglo pasado, pasando de 3.000 millones de personas en todo el mundo en 1960 a 6.000 millones de personas en 1999. Actualmente, hay en torno a 8.000 millones de habitantes en el planeta. Este vertiginoso incremento de la población ha provocado que, desde hace años, hayan vuelto a salir a la palestra voces que alertan de una supuesta y futura escasez de bienes básicos para poder alimentar a toda la población actual y futura.
Estas teorías propias del economista Thomas Malthus (que afirmaba que la población crecía a mayor ritmo que los recursos), y que la izquierda compra, podrían parecer que tienen sentido en una primera instancia, pues cada vez hay mucha más gente y puede dar la sensación de que los recursos ya están dados y son finitos, pero la realidad es que hay más recursos disponibles que nunca en toda la historia. Y esto es lo que vamos a ver en este artículo.
Según el Índice de Abundancia de Simon (SAI), un índice que cuantifica y mide la relación entre recursos y población, y que convierte la abundancia relativa de 50 productos básicos y de la población mundial en un valor único, los recursos se han vuelto un 509,4% más abundantes en los últimos 43 años. Este índice comenzó a utilizarse en el año 1980 con un valor base de 100, situándose este valor en el año 2023 en 609,4. Para la conformación de este índice, los economistas Marian L. Tupy y Gale Pooley se sirven de datos proporcionados por el Banco Mundial, por el FMI o del Conference Board, entre otros.

Este índice se basa en las ideas del economista Julian Simon, que observó que a medida que la población mundial crecía, también se volvían más abundantes los recursos. Esto contrasta con la idea de otros economistas que argumentaban que, al haber más población en todo el planeta, estos productos básicos se encarecerían cada vez más y serían más escasos. La cuestión es que estos detractores no tenían en cuenta que lo que da valor económico a las materias primas es el conocimiento que se tiene sobre cómo utilizarlas, de nada vale poseer muchos recursos naturales si no se sabe cómo usarlos.
Y este conocimiento sólo puede ser descubierto y creado por seres humanos, convirtiéndose así el conocimiento humano en el mayor recurso de todos. A diferencia de otros índices, este índice utiliza el precio del tiempo, que expresa el tiempo que debes trabajar para permitirte comprar algo. Por ejemplo, si medio kilo de carne costaba dos horas de trabajo en 1980, pero hoy sólo cuesta una hora de trabajo, estás el doble de bien.
Así, entre 1980 y 2023, el precio medio en el tiempo de los 50 productos básicos que se miden en este índice cayó un 70,4%. Es decir, por el tiempo necesario para conseguir el dinero suficiente con el que comprar una unidad de esta cesta de productos básicos en 1980, se obtendrían 3,38 unidades en 2023. Otra forma de decirlo es que la abundancia de recursos aumentó un 238%. Además, durante el mismo periodo de tiempo, la población mundial creció en 3.600 millones de personas, pasando de 4.400 millones a más de 8.000 millones, un aumento del 80,2%. Dado que la abundancia de recursos personales creció un 238% ((3,38-1) x 100) y la población creció un 80,2%, se puede decir que la abundancia de recursos a nivel poblacional aumentó un 509,4% ((3,38 x 1,802) x 100 – 100).
Productos individuales, variación porcentual del precio en el tiempo y variación porcentual de la abundancia, 1980-2023.

Tal y como se puede ver en este gráfico, los 50 productos básicos se volvieron un 238% más abundantes (en promedio). Algunos ejemplos son el cordero (que se volvió un 675% más abundante), el azúcar (que se volvió un 465% más abundante), la ternera (se volvió un 216% más abundante) o el oro (que se volvió un 76% más abundante). Cabe mencionar que otros muchos productos como el petróleo, el gas natural, el uranio, el platino, la plata o el carbón también se volvieron más abundantes en estos 43 años.
Por otro lado, entre 2022 y 2023 el SAI pasó de un valor de 520,1% a uno de 609,4%, lo que indica un aumento del 17,1%. Durante este año, 37 de los 50 productos básicos aumentaron en abundancia, mientras que otros 13 se volvieron menos abundantes. El gas natural en Europa y en EEUU se volvieron más abundantes, así como el carbón o el cordero, mientras que otros productos como la naranja o el cacao se volvieron menos abundantes.

En definitiva, hemos podido comprobar como no sólo no es cierto que a medida que la población mundial crece, los recursos se vuelven cada vez menos abundantes, sino que ocurre todo lo contrario. Gracias a que cada vez hay un mayor número de población hay cada vez más mentes que son capaces de descubrir nuevos recursos y de encontrarles una utilidad distinta a la que se le ha dado hasta el momento.
Hace 40 o 50 años el peso de la energía nuclear o de las energías renovables era muy pequeño en el porcentaje de energías usadas, mientras que hoy en día están ganando mayor trascendencia. Por tanto, no hay que tener miedo al crecimiento de la población ya que eso se seguirá traduciendo en nuevas formas de aprovechar los recursos que la Providencia nos ha dado.

