La turismofobia sigue extendiéndose en Canarias, y el domingo pasado se vivió una nueva manifestación en Playa de las Américas, Tenerife. Bajo el lema "Canarias tiene un límite", los manifestantes exigían una "gestión más responsable" del turismo con la intención de proteger el ecosistema del archipiélago. Pero lo que comenzó como una supuesta protesta pacífica, acabó con turistas siendo acosados y ridiculizados. Entre los afectados, una pareja de extranjeros fue acorralada por los protestantes, sin a penas capacidad para poder reaccionar.
Este tipo de manifestaciones no es nuevo en la región. Ya en abril se llevó a cabo una movilización similar, pidiendo al Gobierno que revise el modelo turístico de las islas. Las exigencias actuales se centran en el "decrecimiento turístico", buscando limitar el acceso de visitantes y frenar la construcción de nuevos establecimientos para ellos, a pesar de que su visita constituye un pilar fundamental de la economía canaria.
En distintas zonas de España, como en el caso de Barcelona, en los últimos meses también se han llevado a cabo manifestaciones en contra del turismo. En ambos escenarios, el acoso hacia los visitantes sigue creciendo con protestas que no solo resultan irracionales, sino que podrían perjudicar gravemente la imagen de las islas como uno de los grandes destinos de nuestro país.


