Dos hechos tienen al mundo y a Europa en vilo. En primer lugar, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido aranceles del 25% a México y Canadá si no cierran bien sus fronteras a la inmigración ilegal y del 10% a China si no evita el envío de fentanilo a Norteamérica. Por otro lado, el sector automovilístico europeo agoniza ante la presión de China y las políticas climáticas de los burócratas de Bruselas.
La dictadura china siempre está involucrada en las guerras comerciales. Ahora, está involucrada en la guerra comercial con Estados Unidos, mientras que por otro frente, China y Europa luchan por convertirse en los líderes del sector automovilístico a nivel mundial.
Domingo Soriano, economista y periodista de Libre Mercado, afirma que ambas noticias tienen gran repercusión en mercados bursátiles en todo el mundo. Soriano asegura que "es cierto que las empresas chinas hacen trampas con ayudas de la dictadura, pero los aranceles no son positivos ya que derivan en guerras comerciales".
Soriano opina que "Trump utilizará los aranceles como una estrategia de negociación, aprovechando su habilidad como negociador, como ya lo demostró en su primer mandato". Soriano añade que aunque son aranceles llamativos, no son tan graves y su objetivo es presionar para evitar una guerra comercial."
Sangría automovilística
En otro ámbito de la guerra comercial, de nuevo, China pone en jaque a Europa, esta vez con la crisis del sector de automoción europeo. Northvolt, el mayor fabricante europeo de baterías para coches eléctricos solicita la quiebra en Estados Unidos. Además, la crisis por el coche chino también se ha llevado a varias empresas europeas de la automoción como Webasto y Bosch.
Conviene recordar que la Unión Europea ha puesto aranceles al coche chino, mientras que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, veía con buenos ojos la introducción del automóvil asiático en Europa.
Según Soriano, es algo de vital importancia. "Parece que no tiene relevancia, pero que una empresa sueca verde, que es la niña bonita y mimada de la UE, fracase con una quiebra absoluta, es algo muy grave". El periodista detalla que la apuesta número uno de la Unión Europa con la transición ecológica ha fracasado. Por consiguiente, esta quiebra deja sin margen de maniobra al sector automovilístico.
Para ver la dimensión del problema, hay que señalar que el 80% de las baterías que se están haciendo en el mundo son chinas y están ganando la batalla, mientras que en Europa y Estados Unidos las cifras son ridículas.
La UE como principal culpable
Por ello, Soriano señala a la legislación climática y verde de Bruselas como la principal culpable del daño autoinfligido a las empresas europeas. "No hay punto de retorno, ser el único con un coche eléctrico, por muy bueno que sea, es un fracaso si no hay infraestructura de recarga".
Además Soriano culpa a la UE de estar forzando y acelerando un proceso de transición ecológica en el sector en el que menos interesa hacerlo. "Hace 25 años, el único sector en el que Europa era líder era el automóvil, con marcas muy desarrolladas y un nivel de fiabilidad que no permitía la competencia externa".
"Lo de Volkswagen puede deberse a malas decisiones, pero Northvolt es la apuesta de la UE para convertirse en el emblema que enfrente a China y han fracaso poniendo en peligro al sector automovilístico europeo", afirma Soriano.
Trump pone el foco en China
La vuelta de Trump hace mirar a China, cuanto más se tarde en tratar de paliar la situación, más grave serán los daños. Ya vimos lo que es estar en manos de una dictadura comunista tan grande. En la pandemia, China fue nuestro almacén.
Europa sigue con la matraca del cambio climático cuando en China o la India no tienen ninguna restricción de políticas verdes. De seguir así, Europa va a depender de los petrodólares y de China.
Alianzas
Es preciso reparar en que Estados Unidos, Reino Unido y Australia, crearon en 2021 una alianza antichina en el pacífico, conocida como AUKUS, mientras que Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero trabajan para el Lobby chino.
Por último, se hace la pregunta de "¿Dónde está el saldo positivo medioambiental de cerrar una fábrica de motores diésel de Volkswagen en Alemania para abrir una planta de baterías en China, que contamina mucho más?".
Es preferible que cualquier actividad industrial se realice en el primer mundo, donde existen controles más estrictos y exigentes, que trasladarla a países sin normativas ambientales. Al fin y al cabo, el humo negro tiene el mismo impacto, ya sea en China, India o Europa.