El despido disciplinario en el sector químico está regulado por el convenio químicas, que establece los derechos y obligaciones de los trabajadores del sector. Este convenio se aplica a una amplia variedad de actividades, desde la producción de productos químicos y farmacéuticos, hasta el desarrollo de plásticos y otras sustancias. Las regulaciones varían según el tipo de actividad y la ubicación del centro de trabajo, por lo que es fundamental que tanto empleados como empresarios conozcan estas disposiciones y sean asesorados por un abogado de despidos, sobre todo en casos de despido disciplinario y cálculo de indemnización.
Aspectos clave del despido disciplinario en el sector químico
El despido disciplinario está contemplado en el Estatuto de los Trabajadores y supone la extinción de la relación laboral, por faltas graves cometidas por el trabajador. Estas faltas justifican la rescisión del contrato de forma unilateral. Cabe tener en cuenta, que en este tipo de despido, es fundamental que el empresario acredite adecuadamente la causa del despido, para que sea considerado procedente y no improcedente.
Entre las principales causas de despido disciplinario en el sector químico, se incluyen:
Indisciplina y desobediencia: El incumplimiento de las órdenes o reglamentos internos de la empresa, constituye una falta que puede justificar un despido disciplinario. El empresario puede alegar esta causa, cuando el trabajador se niega a realizar funciones que están dentro de las responsabilidades determinadas en el contrato de trabajo.
Infracción de la buena fe contractual: Este punto abarca las conductas como el uso inadecuado de los recursos de la empresa, el robo de materiales o la divulgación de información confidencial.
Faltas de puntualidad y asistencia: En sectores como el químico, donde el trabajo en equipo y la puntualidad son fundamentales, las faltas repetidas e injustificadas pueden tener graves consecuencias.
Incumplimiento de las normativas de prevención de riesgos laborales: La industria química está sujeta a estrictas regulaciones de seguridad y salud laboral. El incumplimiento de estos protocolos, puede derivar en accidentes graves, por lo que cualquier descuido puede considerarse una falta disciplinaria. La seguridad es una prioridad, y los trabajadores deben cumplir rigurosamente las normas, todo ello para evitar riesgos que podrían perjudicar a los compañeros de trabajo.
El empresario, será el encargado de notificar al trabajador los motivos del despido, todo ello de forma clara y por escrito, especificando las razones. Asimismo, deberá de conservar las pruebas de las faltas cometidas, ya que, es el empleador el responsable de demostrar los hechos y por ello, la persona sobre la cual recae la carga de la prueba.
Cálculo de la indemnización en despidos improcedentes
El cálculo de la indemnización en caso de despido, es esencial cuando se determina que el despido ha sido improcedente. Este cálculo se hace en función de la antigüedad del trabajador y su salario, y puede variar si el despido tuvo lugar antes o después de la reforma laboral del 10 de febrero de 2012.
Despidos anteriores a 2012: En estos casos, la indemnización es de 45 días de salario por cada año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades.
Despidos posteriores a 2012: La indemnización se reduce a 33 días de salario por cada año trabajado, con un límite de 24 mensualidades.
Si el despido se declara improcedente, la empresa puede optar entre readmitir al trabajador o pagar la indemnización correspondiente. La elección entre estas dos opciones depende de factores específicos, como la antigüedad del empleado, el tipo de falta alegada y si el despido se ajusta o no a las disposiciones del convenio químicas y al Estatuto de los Trabajadores.
¿Es necesario contar con un abogado laboralista en despidos?
Los abogados laboralistas son fundamentales en situaciones de despido disciplinario, ya que defienden los derechos de los trabajadores y verifican si el despido cumple con la normativa. Un abogado especialista revisará las causas alegadas por la empresa y valorará si el despido se justifica bajo el convenio químicas y el Estatuto de los Trabajadores.
Si el abogado detecta irregularidades, se podrá iniciar un proceso de impugnación, que consiste en demostrar que el despido es improcedente o nulo. En caso de impugnación, el abogado laboralista recopilará y presentará las pruebas oportunas ante el juzgado para defender los derechos del trabajador.
Procedimiento de conciliación y demanda judicial
No obstante, antes de interponer una demanda judicial, es recomendable que el trabajador recurra al proceso de conciliación, donde se intenta llegar a un acuerdo con la empresa. Este proceso, también gestionado por un abogado laboralista, es obligatorio antes de presentar una demanda formal. Si no se alcanza un acuerdo, ya se podrá presentar una demanda judicial dentro de los 20 días hábiles siguientes a la notificación del despido.
Durante el proceso judicial, el abogado representará al trabajador, exponiendo las pruebas necesarias para que el juez evalúe si el despido fue procedente, improcedente o nulo. El fallo del juez podría incluir desde la readmisión del trabajador hasta el pago de una indemnización acorde a su antigüedad y salario.
Consecuencias del despido improcedente
El despido improcedente tiene varias implicaciones legales y económicas para la empresa y el trabajador. Si el despido es declarado improcedente, el trabajador tiene derecho a elegir entre ser reincorporado a su puesto o recibir una indemnización. La reincorporación obliga a la empresa a readmitir al trabajador en las mismas condiciones previas al despido, incluyendo el pago de los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido hasta su reincorporación.
Si el trabajador opta por la indemnización, esta se calcula según el Estatuto de los Trabajadores y el convenio químicas aplicable. En el cálculo influirán la antigüedad del trabajador y la modalidad del despido.