Alrededor de 800 personas --según fuentes municipales— reunidas por los activistas antidesahucios se han concentrado este viernes en el centro de Barcelona para evitar el lanzamiento de un vecino de la Casa Orsola al que se le acabó el contrato de alquiler en 2021. Su vivienda había sido adquirida en 2015 por el fondo Lioness Inversiones, quien ha vendido negociando distintas prórrogas ante la negativa del inquilino a marcharse.
Finalmente, la empresa instó al arrendatario del inmueble a abandonar su casa, puesto que, al concluir el contrato, ya no era legal que siguiera viviendo allí. Sin embargo, este se negó a irse y, según defiende, ha seguido pagando el alquiler al fondo de inversión con el objetivo de "presionar" a la compañía y que le hiciera un nuevo contrato.
Lioness no aceptó, por lo que decidió emprender la vía judicial hasta que, después de dos años, la Audiencia de Barcelona ha dado la razón a la compañía, fijando la fecha del lanzamiento para este mismo viernes día 31; aunque el desalojo ha tenido que ser aplazado ante la concentración de los antideshaucios.
Fijado el martes a las 5h
Finalmente, el lanzamiento se llevará a cabo –si no se vuelve a aplazar— el próximo martes 4 de febrero a las 5 horas, según ha dictaminado el Juzgado de Primera Instancia número 8 de Barcelona, después de que este viernes las autoridades no hayan podido garantizar la seguridad por la presencia de alrededor de 100 personas que han dormido en los alrededores del edificio y a las que posteriormente se han unido otras 700 para hacer frente a la comitiva judicial.
La portavoz del autodenominado "sindicato de inquilinos" de Barcelona, Carme Arcarazo, ha puesto en valor el "símbolo" que representa el edificio modernista y ha sostenido que el inquilino que iba a ser desahuciado está "absolutamente convencido de lo que está haciendo", que, a su juicio, es "luchar por el derecho a la vivienda". "Tenemos un marco legal hecho a medida de los especuladores", ha denunciado la portavoz antidesahucios.
De esta forma, los activistas han hecho frente la la comitiva judicial a su llegada a la finca, donde han sido recibidos con gritos de "vergüenza" y cánticos de "no se entiende, gente sin casa y casa sin gente" en catalán. Una situación que puede volver a repetirse el martes, ya que los antideshaucios han convocado a los asistentes para volver a parar el lanzamiento de la vivienda, en la que Josep residía desde hace 23 años.