
Tras las reiteradas súplicas de la industria automovilística, que este año iban a enfrentarse a las primeras multas por exceso de emisiones en el camino a la prohibición de la venta de motores de combustión, la Comisión Europea ha presentado su Plan de Acción para el Sector del Automóvil. El encargado de presentarlo ha sido el comisario europeo de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas, que ha dejado claro que aunque se flexibilizan ligeramente las metas para electrificar el transporte, éste sigue siendo el objetivo esencial intentando que el proceso no arrolle a una de las industrias más potentes de Europa.
Tzitzikostas ha confirmado la medida estrella del plan: los fabricantes, que este año ya tenían que reducir sus emisiones del conjunto de sus ventas bajo amenaza de cuantiosas multas, tendrán más tiempo para afrontarlas. El objetivo no desaparece pero la UE sí flexibiliza el plan: tendrán tres años, entre 2025 y 2027, para reducir las emisiones un 15% respecto a 2021, un plazo que según el comisario facilitará que las empresas compensen las ventas de un año con otro. La industria europea había avisado que si no había cambios las multas podrían ascender hasta a 15.000 millones y habían puesto sobre la mesa la posibilidad de que optaran por producir y vender menos coches de gasolina o incluso comprar derechos de emisión a automovilísticas chinas. La patronal europea ha celebrado la medida pero el horizonte de las multas no desaparece después de un año de ventas estancadas.
Subvenciones e "incentivos" para eléctricos
Buena parte del plan está destinado a impulsar el sector eléctrico, que no despega. Se incluyen inyecciones -ya presupuestadas- de 3.000 millones de euros a la producción de baterías para coches eléctricos en la UE, a los que se sumarán 1.800 millones adicionales en los próximos dos años, otros 1.000 millones en innovación para desarrollar software de vehículos autónomos y otros 570 millones para infraestructura de recarga.
Tras una caída interanual de las ventas de coches eléctricos del 5,9 % en la UE en 2024, la Comisión plantea, además, recomendar "incentivos fiscales y no fiscales a la demanda", con el acento en la armonización de los distintos esquemas ya existentes y el intercambio de buenas prácticas a partir de 2026, aunque Bruselas también se abre a explorar "programas de incentivos a nivel de la UE".
Antes, a finales de 2025, Bruselas se compromete a presentar nuevas normas para favorecer la compra de eléctricos en empresas, que representan hasta el 60 % de las compras de automóviles nuevos, y se plantea la retirada de incentivos a las compras de coches diésel y gasolina en vehículos de empresa.
Coches de "valores europeos"
En su comparecencia, el comisario ha destacado que el plan es "que la próxima generación de vehículos no solo se fabrique en Europa, sino que también se innove en Europa, esté impulsada por tecnología europea y se base en valores europeos".
La Comisión avisa de que "las empresas europeas corren el riesgo de quedarse atrás en tecnologías estratégicas clave como baterías, software, sistemas de infoentretenimiento y conducción autónoma, y a menudo tienen menos control directo sobre insumos clave, mientras que los competidores extranjeros reciben apoyo estatal en diversas formas", ha dicho en alusión a Estados Unidos, China, Corea del Sur o Japón.
Para "garantizar la competitividad global de la industria automotriz europea y mantener una sólida base de producción en Europa", el Ejecutivo comunitario propone medidas para estimular la producción doméstica y también acciones para proteger a la industria local de la competencia foránea.
Componentes fabricados en la UE
La Comisión estudiará cómo endurecer las condiciones para la inversión extranjera en la industria automotriz europea, con obligaciones para crear empresas conjuntas, y también planteará requisitos de contratación de personal y compromisos de transferencia de tecnología e I+D a Europa. Además, Bruselas propone introducir incentivos y normas para que los vehículos vendidos en la UE contengan un alto porcentaje de componentes fabricados en Europa.
Con la vista puesta en India, la Comisión también promete negociar más acuerdos estratégicos con terceros países ricos en recursos minerales para reducir la dependencia de China, como los concluidos con República Democrática del Congo o Chile, y promover las inversiones en minería y refinado dentro del bloque.
En cuanto a China, los aranceles se mantienen y avisa de que abrirá nuevas investigaciones si reúne pruebas de que Pekín esquiva esos gravámenes y advierte de posibles pesquisas de prácticas desleales "en niveles superiores de la cadena de suministro, incluido el segmento de baterías y componentes".
La Comisión también colaborará con los Veintisiete en la definición de reglas de origen más estrictas para evitar prácticas desleales, como la clasificación de automóviles eléctricos como "fabricados en la UE" cuando la mayor parte de sus componentes provienen de países extracomunitarios, como Marruecos o Turquía, que cuentan con acuerdos comerciales preferenciales con la Unión.
