Pedro Sánchez afirma que va a defender el "libre mercado" pero se va a dos dictaduras comunistas -Vietnam y China- a cerrar negocios. Asegura que los aranceles son un dardo directo a la economía, pero respalda que la UE responda con más aranceles. Afirma que es importante que la UE tenga una única voz frente a la guerra comercial desatada por Donald Trump, pero se va a China a negociar por su cuenta él sabrá qué. Dice que llama al PP para negociar y los populares se encuentran en prensa el pacto previo con Junts para llevarse el 25% del dinero de las medidas teóricamente antiaranceles. Asegura que saca un paquete de 14.100 millones de euros en ayudas y resulta que la práctica totalidad son a devolver. Y, la última, dice que es consciente de que las empresas y el empleo español se enfrentan a unos sobrecoges brutales por los aranceles y ordena al PSOE redoblar la exigencia de costes medioambientales a las empresas en plena crisis.
Así es la política de Sánchez. Todo un compendio de, como él diría, cambios de opinión cada cinco segundos, o, como diría cualquier otra persona que no fuera Sánchez, todo un compendio de mentiras.
La economía sufre y a Sánchez no le importa
Lo cierto es que Pedro Sánchez ha exigido a su partido que remarque su carácter radicalmente defensor de los costes medioambientales. Y que lo haga justo en plena crisis de los aranceles. No vaya a ser que alguno pueda llegar a pensar que el PSOE estaba dispuesto a repensar la losa ecologista cuando peor lo pasa la economía y menos capacidad competitiva afrontan muchas de las empresas afectadas por los aranceles.
Y dicho y hecho: el PSOE ya ha registrado en el Congreso un documento "en defensa del Pacto Verde europeo", subrayando que no se pueden poner en duda todos los peajes medioambientales, aunque las empresas sufran, el empleo caiga y el poder adquisitivo de los hogares se vea mermado.
Pero tampoco debería sorprender a nadie esta decisión. Y es que, en el fondo, late en ella el mismo trasfondo que se ha visto en la falsa negociación del también falso paquete de ayudas contra los aranceles. Pedro Sánchez envió a su ministro Cuerpo presuntamente a negociar con el PP la respuesta al plan de aranceles de Donald Trump. El Gobierno lo vendió como un paquete de 14.100 millones de euros que evitaban el golpe en las empresas españolas. La realidad era muy distinta: un plan de puro humo del que sólo 400 millones son realmente a fondo perdido. El resto son préstamos a devolver o directamente eslóganes políticos. El PP contestó con un documento de propuestas para negociar realmente la respuesta. El PSOE tardó minutos en contestar que no aceptaba ni una de las propuestas. Y otros diez minutos más tarde se supo que ya había negociado un cupo catalán del 25% de las ayudas para los separatistas.
La negligente gestión del PSOE
Así, el PSOE se ha negado a "un Plan de Competitividad Industrial"; "medidas para abaratar el precio de la electricidad"; "ampliar la vida útil de las nucleares"; "eliminar el Impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica", un plan de inversión "en infraestructuras hidráulicas para garantizar la competitividad de la industria agroalimentaria"; "una revisión de la política fiscal" para bajar la carga tributaria; "desbloquear la Ley de Fiscalidad Agraria, con un impacto de 700M€" en ayuda al sector.
También a "reducir las cotizaciones sociales en los sectores afectados"; "permitir la libre amortización de los activos fijos durante los próximos 3 años para las empresas afectadas"; "ajustar el IRPF a la inflación, para recuperar renta disponible"; introducir "incentivos fiscales para las empresas de cara a promover el I+D+i, la generación de inversiones y el impulso a la internacionalización"; "complementar los préstamos con un fondo específico a disposición de las empresas afectadas, que se financie con los aranceles que se quedan en España" -de forma que buena parte de las devoluciones no se tendrían que abonar porque se pagarían con los propios aranceles-.
Y a "incluir una dotación adicional de recursos, humanos y de promoción exterior, con campañas publicitarias que incentiven la demanda exterior de nuestros productos y compensen el efecto de la subida de precios por los aranceles"; un "plan de refuerzo de las políticas aduaneras y vigilancia de mercado, para garantizar que nuestros productores no compiten en desventaja con respecto a los productores de otros países"; "acelerar los trabajos de simplificación administrativa y eliminación de trabas burocráticas"; y , por último "presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2025".