
Se podría decir que el Gobierno ha convertido el sistema eléctrico español en un campo de pruebas del ecologismo ultra. Porque mientras tachaban a los demás de "negacionistas" impusieron un modelo con el fin de "demostrar" que España era capaz de nutrirse casi en exclusiva de energías de las que ellos consideran renovables. Y es que tampoco la hidroeléctrica les contenta debido a la oposición de los socios de Sánchez -y de buena parte del PSOE- a reconducir el agua y emabalsarla.
La palabra "demostrar" llegó a surgir en algunas de las reuniones técnicas mantenidas con el Ministerio de Transición Ecológica, según un fuente interna. Porque el objetivo era "demostrar" que las tesis que plantean el fin de los combustibles fósiles y de la nuclear eran acertadas y España debía "ser la primera en la plena implantación de la Agenda 2030", la primera en "erradicar por completo la huella de carbono y las nucleares" -frases habituales en el argumentario recibido desde el Ministerio-. Era la época de Teresa Ribera y, por supuesto, bajo el permiso y respaldo pleno de Pedro Sánchez. Los mismos que aseguraban que eran imposible un apagón en España y que lo importante era imponer su sectarismo anticientífico para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
La nueva ministra del, ramo, Sara Aagesen, por supuesto, no ha modificado esa política. Todo lo contrario. Es una firme defensora de desoír las advertencias de infinidad de expertos que constatan una evidencia física: hoy por hoy y con la tecnología actual, son necesarias energías estables que compensan la inestabilidad e impredicibilidad de las energías fotovoltaica y eólica. Y esas energías que compensan son los saltos de agua, los ciclos combinados con gas natural y -aunque con una capacidad de respuesta más lenta- los reactores nucleares. Justo las tres vías de generación de electricidad que no le gustan a la izquierda. Porque resulta que la izquierda, en su apadrinamiento como parte de su programa del ecologismo ultra, ha descubierto la ideología de las fuentes de energía.
Todos los analistas coinciden ya en apuntar que la principal causa del apagón ha sido la inestabilidad generada por haber metido en el sistema más de un 60% de generación fotovoltaica y más de un 70% del conjunto de las energías que la izquierda ve como renovables, unos márgenes que dejaron una casi nula capacidad de estabilización a las fuentes de energía capaces de equilibrar la frecuencia de la red. Había en ese momento cuatro reactores nucleares parados -dos por parada caliente, uno por parada fría y otro por recarga- y, para colmo y teniendo los embalses repletos de agua, la utilización de los saltos de agua se limitó a menos de un 10%. Hay que recordar que el PSOE y sus socios defienden las tesis de dejar fluir al agua libremente por un supuesto respeto a la madre naturaleza
El resultado fue lo que ya toda España conoce: la madre de todos los apagones. Porque había que "demostrar" que la "isla ibérica" energética era el ejemplo mundial en ecologismo ultra. Y porque "pasados dos o tres años de ejemplo", el modelo español sería "recordado como puntero en respeto al medioambiente", como recuerdan algunos de los expertos que mantuvieron encuentros para hablar del modelo.
Desde luego, algo está claro: el modelo español ya es ejemplo de algo. De haberse cargado la estabilidad y la garantía de suministro sin apagones.

