Pedro Sánchez acaba de convertirse en el mejor aliado involuntario de Donald Trump. Y es que el ridículo internacional provocado por el histórico apagón eléctrico se convertirá en material propagandístico de think tanks del Partido Republicano para defender la eliminación de las subvenciones a las renovables y mostrar el resultado del ecologismo ultra y los planteamientos woke en materia energética.
Sánchez lo ha conseguido. Y por partida triple. Quería ser histórico: y ya tiene un apagón histórico. Quería que Trump reconociera su antagonismo: y va a ser ejemplo de una política energética antagónica. Y quería demostrar el resultado de exponer el suministro eléctrico a un exceso de dependencia de las renovables: y lo ha demostrado con el mayor corte eléctrico de toda la historia democrática de Europa. Un triple éxito que va a quedar plasmado en las campañas de concienciación que preparan los Think tank republicanos en EEUU -encabezados por The Heritage Foundation-. Y es que van a exhibir en EEUU el apagón español como ejemplo de destrozo por el ecologismo ultra.
Donald Trump ha lanzado ya su plan de reducción de subvenciones a las energías renovables. El programa incluye ya la cancelación o revisión de subvenciones y préstamos y la ralentización de nuevos proyectos de energía solar y eólica. El plan, de hecho, ha dejado en revisión ya cerca de 300 proyectos de energías verdes. La reacción popular a esta medida -opuesta al plan de Joe Biden- no ha sido mala.
Pero, pese a ello, los Think tank que respaldan al Partido Republicano han solicitado ya información a España de lo ocurrido en el gran apagón de Sánchez. El objetivo: demostrar que su plan de apoyo en combustibles fósiles o la energía nuclear no es una ocurrencia de Trump sino que cuenta con todo el respaldo científico y, ahora, empírico. Gracias a Sánchez.
Libertad Digital ya ha publicado que el Gobierno socialista ha convertido el sistema eléctrico español en un campo de pruebas del ecologismo ultra. Y los republicanos norteamericanos han tomado nota del brutal fracaso. Y es que Sánchez y sus ministras energéticas han impuesto un modelo con el fin de "demostrar" que España era capaz de nutrirse casi en exclusiva de energías de las que ellos consideran renovables -tampoco la hidroeléctrica les contenta debido a la oposición de los socios de Sánchez y del propio PSOE a reconducir el agua y emabalsarla-.
La palabra "demostrar" llegó a surgir en algunas de las reuniones técnicas mantenidas con el Ministerio de Transición Ecológica, según un fuente interna. Porque el objetivo del Gobierno de Sánchez era "demostrar" que las tesis que plantean el fin de los combustibles fósiles y de la nuclear eran acertadas y España debía "ser la primera en la plena implantación de la Agenda 2030", la primera en "erradicar por completo la huella de carbono y las nucleares" -frases habituales en el argumentario recibido desde el Ministerio-. Pues bien, el fracaso histórico de Sánchez en su ecologismo ultra servirá ahora de ayuda a la Administración Trump para impulsar lo contrario.