
La presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, ha defendido que, pese al apagón, nada se hizo mal, pero que, además, han "aprendido" y que no se repetirá un corte de suministro eléctrico histórico como el recién vivido. Más allá de la incoherencia de afirmar que todo se hizo bien pero han aprendido -no se sabe muy bien, entonces, de qué-, hay una cosa evidente: si Corredor no dimite es evidente que es porque cuenta con el respaldo de Pedro Sánchez.
Libertad Digital ya ha publicado que tanto el presidente como la entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, impusieron algo que podría calificarse poco menos que de experimento en España: el de "demostrar" -verbo que utilizaron- que un sistema apoyado de forma absolutamente preponderante en las energías más inestables -las renovables- podría ser plenamente operativo. A la vista está su brutal fracaso. Pero la cosa va a más. La nueva ministra Sara Aagesen heredó esta cartera en noviembre de 2024, recibió los informes y advertencias de que la proliferación de renovables en nuestro mix energético iba a más y, con ella, la inestabilidad del sistema y su vulnerabilidad de un apagón como el sufrido. Y decidió que había que seguir con la causa verde.
Aagesen es vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico desde noviembre de 2024. Pero su complicidad con la política ultraecologista ha sido plena. Fue antes secretaria de Estado de Energía (enero 2020-noviembre 2024) y previamente asesora del gabinete de la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (2018-2020). Traducido, que compartía plenamente la obsesión por desterrar a las nucleares y los combustibles fósiles del mix energético.
Igualmente ha sido negociadora para la delegación española en la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (UNFCCC) y del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (IPCC) (desde 2002). Y miembro del Consejo Asesor del Centro y Red de Tecnología del Clima (CTCN) y de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), además de haber participado en diversos grupos de trabajo de la Comisión Europea y en el seguimiento y evaluación del desarrollo normativo comunitario. Su ‘mix’ formativo se compela con diversas responsabilidades como miembro de la Oficina de Cambio Climático (2002-2018). Traducido: forma parte del grupo obsesionado con la hiperdependencia del sol y el viento como únicas fuentes de energía. Y esa ha sido la causa de haber transformado nuestro sistema eléctrico, un esquema plenamente estable y con garantía de suministro, en uno evidentemente vulnerable.
En ese contexto es fácil entender lo que fuentes internas de su departamento ministerial confirman a Libertad Digital: que "advirtieron en un montón de ocasiones a la ministra desde su llegada de que podía haber un apagón"; que "se estaba volcando demasiada energía fotovoltaica a la red, sobre todo, procedente del sur de España"; que el peso en el mix total estaba ya "entre el 60 y el 70 % y que la red no estaba preparada para ello"; y que "podía colapsar" el suministro. "Aun así y pese al traslado de informes avalando estas conclusiones, la ministra por razones obviamente políticas dijo que se tenía que seguir apoyando la red en energías "limpias y renovables", apuntan las mismas fuentes.
Hay que recordar que el día del apagón, a las 12:30 horas, el mix mostraba una generación del 71% de renovables, frente a un 12% de nuclear y menos de un 10% de hidroeléctrica. "Ese mix es una fuente de inestabilidad, la ministra lo sabía, REE lo sabía y el Gobierno, por lo tanto, lo sabía", añaden.

