
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha fracasado de forma estrepitosa en su intento por sacar adelante su plan antitabaco, convertido por ella misma en la piedra angular de su gestión. Anunciado como un giro radical en la política de salud pública —con medidas muy severas en relación con alternativas de menor daño, como el cigarrillo electrónico o las bolsas de nicotina—, el plan no solo ha sido contestado por instituciones como la CNMC, que ha cuestionado los fundamentos de la propuesta, sino que ha cosechado un rechazo generalizado en Bruselas, despertando la crítica abierta de otros países miembros de la Unión Europea. Y, lo más revelador: en medio de esta tormenta, nadie en el Gobierno ni en el PSOE ha dado la cara por ella tras el desastre.
Como informó Libre Mercado, el plan antitabaco enviado a la Comisión Europea por Mónica García arrancó con polémica, cuando este diario sacó a la luz dos borradores contradictorios que abordaban esta cuestión de forma opuesta. Cuando finalmente se remitió un único documento a Bruselas, pronto resultó evidente que los planes de la ministra chocaban con la evidencia disponible e ignoraban lo ocurrido en otros países de la UE como Alemania, Países Bajos, Italia o Bélgica, que han frenado propuestas similares, al considerar que carecen de base empírica suficiente y generan efectos adversos, especialmente en términos económicos y de libertad individual, al limitar el acceso a productos de menos dañinos que el cigarrillo convencional, como serían las bolsas de nicotina, los dispositivos de tabaco calentado o el cigarrillo electrónico.
Lejos de provocar una corriente de simpatía, el plan de García fue percibido como una maniobra política sin sustento técnico. Ni siquiera encontró eco en gobiernos europeos afines o con sensibilidad más cercana a la izquierda. De hecho, su plan fue contestado inicialmente por Italia y Rumanía, para luego levantar las críticas de Suecia, Chequia, Hungría y otros socios de la Unión.
El ridículo se podía haber evitado, puesto que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó un informe demoledor que cuestionaba la falta de evidencia científica y de análisis de impacto del plan antitabaco de Mónica García. El documento advertía de consecuencias negativas para la economía, la hostelería y la recaudación fiscal. A pesar de esta alerta, el Ejecutivo permitió que Mónica García siguiera adelante, encaminada cuesta abajo y sin frenos hacia el tremendo varapalo europeo que ha experimentado tras hacer pública su propuestas.
Desde sus compañeros del Consejo de Ministros no hubo correcciones, ni respaldo público, ni rectificaciones estratégicas. Silencio total en medio de una crisis sin precedentes para la credibilidad de las autoridades sanitarias españolas, señaladas también por su incapaz gestión de los tiempos de autorización de medicamentos ya autorizados por Bruselas y por la opacidad que pretende imponer en los precios de los fármacos.
Otra polémica
Como explicó Libre Mercado la pasada semana, el gobierno español prepara asimismo una reforma de la actual legislación en materia de tabaco con el objetivo de ampliar significativamente los llamados "espacios públicos libres de humo". La iniciativa de Mónica García incluye la prohibición de fumar en terrazas de bares y restaurantes, campus universitarios y centros docentes, instalaciones deportivas y piscinas colectivas, marquesinas y paradas de autobús, vehículos de uso de trabajo o determinadas "zonas de ocio al aire".
Esta legislación haría de España uno de los países más restrictivos de Europa, a pesar de que diversas publicaciones como el Nanny State Index han puesto de manifiesto que, por encima de las reglas básicas que pocos cuestionan, introducir normas más restrictivas no genera cambios en la incidencia del tabaquismo ni mejoras en la esperanza de vida.
¿Dejar caer a García?
Fuentes cercanas al flanco socialista del Ejecutivo apuntan que lo ocurrido "no debe leerse solamente como un tropiezo personal… De hecho, forma parte de una estrategia política más amplia: dejar que Sumar se desgaste sin necesidad de intervenir. No hay que olvidar que, desde se consumó el pacto de coalición que dio forma al actual gobierno, Pedro Sánchez ha dejado que sus socios "se quemen en solitario", reservando para el PSOE el papel protagónico de la izquierda".
En este marco, el deterioro de la imagen pública de una Mónica García que ya llegó al ministerio de Sanidad con el hándicap de su impopularidad como lideresa de Más Madrid, ha ido a más. Quien se autodefinido hasta la extenuación como "médico y madre" y fue cazada cobrando de forma indebida más de 13.000 euros que jamás debió haber recibido de la Asamblea de Madrid queda ahora expuesta a nivel nacional, pero también en el plano internacional.
"Cada fiasco suyo debilita la posición pública de Sumar, refuerza la narrativa de que el único voto útil a la izquierda es el socialista y, de paso, elimina posibles figuras que puedan disputarle la hegemonía progresista a Sánchez", explican las mismas fuentes a Libre Mercado. No hay que olvidar que Sumar logró el 12,3% de los sufragios en las elecciones de verano de 2023 y, desde que García se incorporó al gobierno y Yolanda Díaz se afianzó como principal dirigente del partido, la intención de voto de la formación se ha desplomado hasta caer por debajo del 5%, según los últimos sondeos publicados.
"En lugar de corregir el rumbo o proteger a la ministra de Sanidad, el PSOE parece haber optado por dejarla caer. En silencio. Sin sangre, pero también sin compasión. Una purga blanda, con cronómetro electoral", concluyen estas mismas fuentes, que aseveran que el fiasco del plan antitabaco bien ha podido ser el clavo en la tumba política de quien también fue duramente derrotada por Isabel Díaz Ayuso cuando intentó hacerse con la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Precisamente este último punto podría ser otro factor que respaldaría la voluntad del PSOE de dejar caer a García, puesto que su caída en desgracia le facilitaría las cosas a otro ministro, el socialista Óscar López, que pretende encabezar la próxima candidatura del partido del puño y la rosa en la Comunidad de Madrid.

