
Sobre la hierba perfecta de Wimbledon se juega mucho más que tenis. Cada verano, el torneo londinense genera un espectáculo global que deja cifras astronómicas: en 2024, ha repartido 53,5 millones de euros en premios, ha atraído a medio millón de visitantes y ha aportado más de 300 millones de libras a la economía británica. Pero para los jugadores, Wimbledon es también la cita donde el fisco británico acecha con más hambre que en ningún otro lugar del circuito.
El campeón y la campeona del All England Club se llevarán alrededor de 3,5 millones de euros como premio pero, tras pasar por las arcas del fisco (His Majesty’s Revenue & Customs, o HMRC), se quedarán con algo menos de la mitad, puesto que Reino Unido aplica a los premios deportivos un tipo impositivo de hasta el 45%. Sin embargo, por indignante que pueda resultar un nivel de tributación tan alto, eso no es lo más sangrante.
Lo verdaderamente único —y temido— de la fiscalidad británica es que no se limita a gravar el premio en metálico. Desde 2005, el país aplica lo que se conoce como "UK Source Income Rule" (regulada en la Income Tax (Trading and Other Income) Act 2005, ITTOIA). Esto significa que cualquier deportista no residente que compita en Reino Unido debe tributar también por una parte proporcional de sus ingresos globales de patrocinios, derechos de imagen y publicidad.
Tal proporción se calcula según el número de días que el deportista pasa en suelo británico. Si un tenista disputa Queen’s y Wimbledon, puede pasar allí fácilmente tres semanas. En ese supuesto, y aunque pierda en primera ronda en ambos casos, tendrá que pagar impuestos sobre los ingresos globales que haya generado ese año, aunque provengan de acuerdos firmados en otras jurisdicciones. No importa que sean ingresos de Suiza, Estados Unidos o Mónaco: la Hacienda británica se llevará su parte.
El caso de Frances Tiafoe
Este verano, el tenista estadounidense Frances Tiafoe se ha referido a esta cuestión, lamentando que "pierde dinero" cada vez que acude a jugar a las islas. Puede parecer sorprendente a primera vista, pero la legislación aplicable parece darle la razón. De Tiafoe sabemos que, de acuerdo con la revista Forbes, sus ingresos anuales en concepto de patrocinios y derechos de imagen ascienden a 5 millones de dólares.
Pues bien, si Tiafoe permanece unas tres semanas en Reino Unido, el fisco de las islas alegará que tiene derecho a quedarse con el 5,5% de los ingresos que obtiene de marcas como Lululemon o Yonex. Hablamos, pues, de 275.000 dólares sobre los que el HRMC repercutirá una retención del 45%, resultando en la obligación de tributar cerca de 125.000 dólares en suelo británico.
En cambio, Tiafoe ha caído eliminado en primera ronda en los torneos de Queen’s y Wimbledon, lo que ha dejado sus ingresos deportivos en el entorno de los 20.000 y 80.000 dólares. Así pues, frente a una ganancia de 120.000 dólares por sus méritos deportivos en ambas competiciones, Tiafoe enfrentará un pago de 125.000 dólares solamente por los ingresos que la Hacienda británica insiste en arrogarse, a pesar de generarse en otras jurisdicciones.
Pero la cosa no acaba ahí, puesto que los premios deportivos también están sujetos al pago de impuestos, de modo que Tiafoe pagará otro 45% sobre esos 120.000 dólares que se ha ganado compitiendo en los dos principales torneos de la gira de tenis sobre hierba. Así pues, su paso por Reino Unido dejará casi 55.000 dólares adicionales en las arcas del HMRC, en concepto de Impuesto sobre la Renta.
Esto significa que el saldo final de su paso por las islas contempla unos ingresos netos de algo menos de 65.000 dólares, frente a la obligación de pagar 55.000 dólares en el IRPF de los no residentes, así como otros 125.000 dólares adicionales por la fiscalidad aplicable a las rentas globales obtenidas en concepto de derechos de imagen, publicidad y patrocinios. Un impuesto efectivo del 150% sobre sus ganancias en Queen’s y Wimbledon.


