
Un estudio elaborado por la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona relaciona el uso frecuente del tren con un incremento significativo de síntomas de ansiedad, depresión y malestar físico. Los datos proceden de una muestra de 695 personas en Cataluña, donde el servicio de Cercanías —gestionado por el Gobierno central— acumula años de críticas por su funcionamiento deficiente.
Elevados niveles de estrés entre los usuarios frecuentes
La investigación, encargada por la plataforma ciudadana ‘Dignitat a les vies’, ha recogido los testimonios de viajeros de entre 16 y más de 80 años. El equipo del Departamento de Psicología de la URV ha comparado los resultados con los valores de referencia de la población general, detectando niveles notablemente más altos en cuatro indicadores de malestar emocional: ansiedad, depresión, hostilidad y somatizaciones físicas asociadas al estrés.
El cuestionario sigue abierto, pero los resultados preliminares ya muestran una tendencia clara. El 80 % de los usuarios asegura que el tren llega tarde más de la mitad de las veces, y casi la mitad afirma que se retrasa siempre. Esta percepción persistente de mal servicio es el principal contexto que el estudio considera al analizar el impacto psicológico.
En ansiedad, los usuarios frecuentes obtienen una media de 8,69 puntos sobre 20, frente a los 3,56 de referencia en la población general. En depresión, la media general es de 5,32, mientras que los viajeros habituales superan los 8 puntos. También se duplican los niveles de somatización: de 4,26 a 8,38.
Cercanías, un servicio cuestionado bajo responsabilidad estatal
Aunque el estudio no entra en valoraciones políticas, sus resultados se producen en el contexto de un servicio ferroviario cuya gestión compete directamente al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, encabezado por Óscar Puente desde noviembre de 2023. En Cataluña, el funcionamiento de la red de Cercanías (Rodalies), operada por Renfe y gestionada por el Gobierno central, ha sido objeto de críticas reiteradas por parte de usuarios y administraciones autonómicas.
La plataforma ‘Dignitat a les vies’, que promueve el estudio, ha exigido en diversas ocasiones una mejora inmediata de las infraestructuras y de la puntualidad del servicio, así como mayor transparencia sobre la ejecución de inversiones anunciadas en la red ferroviaria catalana. Aunque el actual ministro ha reconocido públicamente la existencia de retrasos, las mejoras siguen sin materializarse para una parte significativa de los usuarios.
Malestar físico y emocional en aumento
El estudio no establece una relación causal directa, pero sí apunta a una correlación clara entre el uso habitual del tren y el aumento del malestar emocional. En concreto, se detectan síntomas físicos como dolores de cabeza, problemas digestivos o tensión muscular que, según los investigadores, podrían estar vinculados al estrés derivado de los retrasos o la imprevisibilidad del servicio.
El equipo investigador de la URV prevé seguir ampliando la muestra y estudiar posibles diferencias según género, situación familiar, nivel de ingresos y otros factores personales. Insisten en que los resultados son preliminares y que no sustituyen un diagnóstico clínico, pero consideran que es un primer paso para evaluar el impacto psicológico de una infraestructura clave en la movilidad diaria.
