
En plena polémica por la falsificación o maquillaje -en el mejor de los casos- de los currículum de nuestros políticos, sorprende que nos llevemos las manos a la cabeza porque algún delegado del Gobierno haya inflado un curso o máster para hacerse pasar por diplomado tributario, o porque una diputada del PP dijera tener las tres carreras que comenzó y no terminó, pero que pasen desapercibidas las auténticas barrabasadas que cometen algunos de nuestros ministros. De los encargados de gobernar y que deciden sobre asuntos tan importantes como el mercado de trabajo.
Yolanda Díaz ha vuelto a hacer gala de su manifiesta dificultad para entender la economía. Ya le pasó cuando fue incapaz junto a José Luis Escrivá de explicar en qué consistía un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, o cuando trató sin mucho éxito de convencernos de que los ricos tenían un plan para escapar de la tierra en cohetes espaciales. O también cuando descubrió que "los algoritmos no andan solos por la calle".
No es que compañeros de Gobierno como Óscar López, Pilar Alegría, Isabel Rodríguez o Mónica García hayan demostrado mejor desempeño intelectual, pero es que Yolanda Díaz esta semana se ha descolgado con unas declaraciones que, no por haberlas escuchado ya en muchas ocasiones, dejan de llamarnos la atención y más si las ponemos todas juntas.
En una entrevista concedida este lunes en Radio Nacional de España, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo reaccionaba a las palabras pronunciadas por su antaño compañero en el Gobierno, hoy presidente de la Generalidad, Salvador Illa, quejándose sobre el supuesto dumping fiscal de Madrid. Díaz afirmaba lo siguiente:
"Hay algo que quiebra nuestro país y rompe España. Se llama dumping fiscal, es lo que hace por ejemplo la Comunidad de Madrid, bajando los impuestos a los ricos y pidiendo financiación para que después el conjunto de españoles y españolas para que financiemos sus servicios. Es lo que hacen las comunidades del PP, por tanto, claro que hay desigualdad financiera y fiscal que debe ser corregida. Esto de bajar los impuestos a los ricos se tiene que acabar."
Podemos empezar por decir que acusar al PP y a Díaz Ayuso en concreto de querer romper España para defender a aquel que quiere dejar de aportar a la caja común con la que se financian los servicios públicos de aquellas comunidades autónomas con menos recursos, es, al menos, llamativo. Más aun cuando aquel a quien defiende, Salvador Illa, es presidente de la Generalidad gracias a un pacto con Esquerra Republicana, partido que apoya a Sánchez en Moncloa y a Illa en la Generalidad con el único objetivo declarado de romper España y obtener la independencia.
Pero por si esto puede parecernos un asunto menor y sin demasiada importancia, profundicemos en las perlas económicas de su discurso:
"Dumping fiscal es lo que hace, por ejemplo, la Comunidad de Madrid, bajando los impuestos a los ricos y pidiendo financiación para que después el conjunto de Españoles y españolas para que financiemos sus servicios"
Para empezar, recordemos que "dumping" es un término empleado para referirse a las prácticas comerciales que practican las empresas que venden a pérdida para competir deslealmente. Sin embargo, bajar los impuestos dentro de tu ámbito de competencia mientras sigues siendo contribuyente neto a la caja común no parece que pueda ser una práctica compatible con el "dumping".
Formalismos aparte, también dice Yolanda Díaz que lo que hace Ayuso es bajarle los impuestos a los ricos. En Libre Mercado hemos dado cumplida cuenta del modo en el que el Gobierno de Sánchez está laminando a las clases más populares a impuestos con el impuesto al azúcar o la no deflactación del IRPF.
El efecto de las bajadas de impuestos de la Comunidad de Madrid han favorecido y favorecen a toda la escala salarial, desde los salarios más bajos a los más altos, proporcionalmente dependiendo de los tipos que aplique a cada una impuestos como el IRPF. Además, se han eliminado todos los impuestos autonómicos, muchos de los cuales afectaba a rentas bajas. Comparado con Cataluña, una renta de 30.000 euros paga en Madrid 446 euros menos que un contribuyente catalán. En términos generales y, según algunos estudios, Madrid tiene una carga fiscal un 40% inferior a Cataluña, lo que permite a sus ciudadanos, a a todos, contar con más recursos en Madrid que en Cataluña.
Pero remataba Yolanda Díaz afeando a la Comunidad de Madrid que, aun encima "pide financiación al conjunto de los españoles para que financiemos sus servicios". Debería saber Yolanda Díaz que la Comunidad de Madrid es la contribuyente neta a la caja de solidaridad que más aporta. Esto es, que Madrid lleva muchos años aportando en concepto de recaudación de impuestos mucho más que el resto de comunidades autónomas a la caja común, y lo que recibe en forma de financiación autonómica está muy por debajo de esa cifra. El 70% de la caja común es aportada por Madrid.
Lo que sucede es que la gestión económica de la Comunidad de Madrid, su ley de Mercado Abierto y sus bajos impuestos, sin salirse del marco normativo que la Constitución consagra para las comunidades autónomas (todas menos País Vasco y Navarra), ha permitido llegada de inversiones, dinamismo económico y convertirse en la locomotora de España, título que ostentó Cataluña desde mediados del siglo XIX y hasta 2017.

