
En septiembre de 2023 los propietarios de un apartamento de 269 m² en París confiaron en su agencia y entregaron las llaves de su vivienda de lujo a un supuesto piloto que ofrecía ingresos mensuales de 30.000 euros netos. El precio del alquiler alcanzaba los 10.000 euros mensuales, cifra que el inquilino abonó el primer mes y que nunca más volvió a pagar.
Según informa el periódico francés Le Figaro, la deuda fue creciendo hasta superar los 40.000 euros de impago, momento en el que, los propietarios descubrieron que el inquilino era un falso piloto e iniciaron un procedimiento de desahucio por impagos. Para más inri, el portero les habló de constantes fiestas y muchos viajes.
El inquilino convirtió el piso en alojamiento turístico
Un chequeo rápido en Airbnb bastó para confirmar las sospechas: el falso piloto subarrendaba el inmueble sin consentimiento, ofreciéndolo a turistas a precio de mercado, lo que suponía una actividad ilegal reiterada y organizada. Ante la imposibilidad de localizar al inquilino y la falta de respuesta a las reclamaciones, el letrado optó por mantener únicamente la demanda civil por impago, evitando entrar en un proceso penal por falsificación que podría alargarse años y no garantizar la recuperación del inmueble. El juzgado dictó sentencia el 6 de junio de 2024, condenando al okupa al pago de 79.000 euros, cantidad muy lejana a la deuda real.
La celebración de los Juegos Olímpicos en París retrasó el desahucio físico, por lo que los propietarios no recuperar su casa hasta abril de este año. Para entonces el impago del alquiler rondaba los 200.000 euros, suma irrecuperable tras comprobar que el demandante carece de cuentas bancarias a su nombre que permitan llevar a cabo una ejecución forzosa.

