La Comunidad de Madrid ha dado un paso decisivo en la humanización de la atención sanitaria neonatal con la puesta en marcha de la primera Unidad de Estancia Madre-Hijo en el Hospital Materno-Infantil Gregorio Marañón. Este nuevo espacio, pionero en España y Europa, ha sido diseñado para que los padres puedan permanecer junto a sus bebés ingresados en cuidados intermedios tras salir de la UCI neonatal.
Durante la visita a las instalaciones a las que ha tenido acceso Libertad Digital, la consejera de Sanidad del Gobierno regional, Fátima Matute, ha explicado que se trata de "un nuevo paso en la humanización y en una asistencia de calidad y calidez", que refuerza la idea de un modelo asistencial más cercano y centrado en el bienestar tanto del recién nacido como de su entorno familiar.
La unidad que ejemplifica el proyecto está formada por dos habitaciones familiares de cuidados intermedios conectadas directamente a un control de enfermería. Este diseño permite que el personal sanitario pueda supervisar en todo momento la evolución de los bebés sin interferir en la convivencia de las familias.
Las estancias
Cada estancia cuenta con una incubadora y un espacio confortable habilitado para los acompañantes: sillón cama, butaca, aseo privado con ducha y grandes ventanales que permiten la entrada de luz natural. Estas condiciones están pensadas para situaciones en las que se requiera un ingreso prolongado, cuando el alta hospitalaria no es posible por razones médicas, o si el neonato necesita soporte vital.
Según Matute, este recurso también tiene un componente social: "A Madrid viene mucha gente desplazada para dar a luz o con problemas que requieren atención especializada. Muchos no tienen dónde quedarse, y estas habitaciones ayudan a cubrir esa necesidad mientras se gestionan otras soluciones a través de trabajo social".
La Unidad Madre-Hijo no solo mejora la experiencia de las familias, sino que permite a los padres adquirir las habilidades necesarias para cuidar a sus hijos con enfermedades transitorias o crónicas. "Trata de que los papás y los recién nacidos permanezcan juntos en situaciones en las que los niños ya no necesitan cuidados críticos, pero todavía requieren tiempo de cuidados de enfermería. Es también un entorno para que los padres aprendan a cuidar a su bebé de forma supervisada", ha explicado la consejera.
En este sentido, el jefe del Servicio de Neonatología del hospital, Manuel Sánchez Luna, ha señalado que esta unidad responde a un modelo asistencial que se viene desarrollando desde hace más de dos décadas. "Desde 2003, el servicio de neonatología ya permite que los padres estén 24 horas al día con sus hijos. Lo que hemos hecho ahora es ir más allá: crear espacios amplios, familiares, con luz natural y aseo incorporado. Algo que habitualmente no vemos en este tipo de habitaciones para recién nacidos".
Vocación de extenderse a toda la región
Aunque la unidad arranca con solo dos habitaciones, la intención del Gobierno regional es expandir este modelo a otros hospitales públicos de la Comunidad de Madrid. "Estamos ante un ejemplo más del compromiso de la Comunidad de Madrid por seguir mejorando la atención sanitaria que reciben los ciudadanos", ha afirmado Matute.
El proyecto ha sido posible gracias a una inversión cercana a los 60.000 euros, realizada en colaboración con las fundaciones AVA y Orilla, y con el respaldo de años de trabajo por parte de los equipos profesionales del Gregorio Marañón. "Todo lo que se hace en sanidad supone un esfuerzo presupuestario, pero también un esfuerzo de los cerebros que lo hacen posible. Eso a veces no se monetiza, y no tiene precio", ha reconocido Matute.
La nueva unidad estará completamente operativa tras el verano de 2025. Se trata de un proyecto largamente gestado: "Desde 2012 lleva este proyecto dando vueltas. Para que algo así se materialice, se necesita tiempo, cariño y una inversión que permita hacerlo realidad", ha concluido la consejera.