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PROMESAS POPULISTAS EN LA CAMPAÑA LEGISLATIVA

Alí Himma, el amigo personal de Mohamed VI, promete "rescatar" el campo marroquí

Las elecciones legislativas en Marruecos han dado la oportunidad para que Alí Himma, considerado amigo y hombre de confianza del rey Mohamed VI, se presente como candidato independiente con promesas bajo el brazo. Entre campesinos pobres que mal laboran en un árido campo azotado por la sequía, el ex secretario de Estado del Ministerio del Interior, se lanza al populismo: "Dejo mi puesto para estar con ustedes, con el pueblo. Yo soy un hombre del pueblo y voy a ayudaros".

Las elecciones legislativas en Marruecos han dado la oportunidad para que Alí Himma, considerado amigo y hombre de confianza del rey Mohamed VI, se presente como candidato independiente con promesas bajo el brazo. Entre campesinos pobres que mal laboran en un árido campo azotado por la sequía, el ex secretario de Estado del Ministerio del Interior, se lanza al populismo: "Dejo mi puesto para estar con ustedes, con el pueblo. Yo soy un hombre del pueblo y voy a ayudaros".
LD (Beatriz Mesa) Llegó y salió triunfalista. Alí Himma, el hombre de confianza del Rey acudió a la región para la que se presenta como candidato independiente con un puñado de promesas bajo el brazo. Un mitin dirigido a una importante  población condenada a trabajar en el arduo campo, parte del año seco, que se ve obligada a mal vivir de las raquíticas rentas que le puede proporcionar el pequeño comercio, que no es el que entendemos en España. Ahora, en plena campaña electoral, es cuando el amigo del monarca expresa su voluntad de mejorar las zonas rurales. Sin embargo, ¿dónde ha estado todo este tiempo atrás mientras ocupaba una silla clave en el Ministerio de Interior?
 
A menos de setenta kilómetros de Marraquech, se levantan tres jaimas en un pueblo de agricultores que apenas sobreviven del campo a pesar de la fertilidad de sus tierras. El azote de la sequía es grave. En las jaimas aguardaban un centenar de simpatizantes del que hasta hace menos de dos semanas ha sido el segundo del régimen de Mohamed VI y su amigo personal: Fuad Ali el Himma. El resto de los campesinos se resignaba a permanecer bajo el bochorno del calor, a la espera de que su "patrón", Al Himma, pronunciara las primeras palabras de "salvación".
 
Y es que, precisamente, la gran mayoría de los votantes de la región -para la que se presenta como candidato independiente en las próximas elecciones legislativas- confía en que el hombre próximo al rey les ayudará a salir de la situación de marginalidad y pobreza que vienen sufriendo desde años remotos. De hecho no han conocido otra cosa que no sea pasar hambre, incluso encontrándose frente a la Secretaría de Estado del Ministerio de Interior el que viene ahora para supuestamente rescatarles.
 
La aparición de Alí Himma en mitad de estas elecciones con una candidatura independiente cogió a todos por sorpresa. No dio tiempo a digerir siquiera el cambio de última hora que fue abandonar "el barco del Gobierno para entrar en una patera al sur del Marruecos" donde se presenta como candidato suscitando todo tipo de presagios que miran hacia la monarquía y la posibilidad del Rey de otorgarle a Al-Himma la cartera de Interior. La sospecha ha ocupado las páginas de la prensa árabe y continúa siendo una incógnita, sobre todo después de que durante el mitin, el amigo personal de Mohamed VI fuera tan diáfano a la hora de declarar desde el modesto atril, del modesto mitin- donde no había lugar para las mujeres-, que "dejo mi puesto para estar con ustedes, con el pueblo. Yo soy un hombre del pueblo y voy a ayudaros para que mejoréis las condiciones del campo y de las infraestructuras".
 
Bajo el grito de "¡Alí Himma eres grande, eres nuestro salvador!", "¡Alí Himma, el tractor!"- maquinaria símbolo de su partido independiente en esta campaña electoral- los cientos de simpatizantes ovacionaban e interrumpían el discurso de Al-Himma, cargado de promesas cuya viabilidad, una por una, aún está por verse. Habrá que preguntarse por qué ahora sí le preocupa la humillación e indignidad que golpea a las familias de las zonas rurales y antes no. Un simple y llano "no sé" como respuesta a un joven marroquí intenta aclarar la preocupación.

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