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AHORCADOS EN BAGDAD

BIBLIOGRAFÍA: Bazan al-Tikriti y Awad al-Bandar, los asesinos de Duyail

El hermanastro de Sadam Husein, Barzan al-Tikriti, y el jefe del tribunal revolucionario, Awad al-Bandar, fueron ahorcados este lunes por la madrugada dos meses después de ser condenados a muerte junto al depuesto dictador iraquí, quien murió en la horca el pasado treinta de diciembre. El dictador esperó dos años desde que fue detenido, el trece diciembre de 2003, para ser juzgado por un tribunal especial, que, tras un largo proceso, dictaminó su muerte en la horca junto a esos dos principales colaboradores suyos.

LD (EFE) Con solo diecisiete años, Barzán Ibrahim Hasan al-Tikriti participó en el golpe militar protagonizado por el partido prohibido Baaz, de tendencia laica y panarabista, que se hizo con el poder el diecisiete de julio de 1968. Pero no ocupó puestos de responsabilidad hasta que su hermanastro derrocó en 1979 a Ahmed Hassan al-Baker al frente del "Consejo de Mando Revolucionario" y se proclamó presidente.
 
En los primeros años de la era de Sadam, Barzán fue nombrado director de los servicios de inteligencia, la temida "Mujabarat", dependiente, al menos nominalmente, del ministro del Interior, Saadún Shaker. El hermanastro supervisó la brutal represión de los chiíes iraquíes, y no solo de Duyail, que se tradujo en asesinatos, desapariciones y deportaciones, muchas veces basadas en meras sospechas.
 
A los servicios de inteligencia dependientes de Barzán debe Sadam la supervivencia de su régimen: los agentes de espionaje tenían carta blanca para detener, interrogar, hacer desaparecer o asesinar a cualquiera conectado de cerca o de lejos con supuestas conspiraciones.
 
En 1983, Barzán participó también en la campaña contra los kurdos del noreste del país, acusados de "quintacolumnistas" de Irán en la guerra que entonces oponía a Irak con su vecino persa. Decenas de miembros del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), dirigido por el hoy presidente de la región autónoma kurda Masud Barazani, fueron sencillamente liquidados. Se cree que muchos de sus cadáveres, que nunca aparecieron, fueron enterrados en fosas comunes tras ser asesinados por agentes de la "Mujabarat".
 
A fines de 1983 Barzán fue sustituido como jefe de los servicios secretos y pasó cinco años sin cargos políticos de responsabilidad. En 1988, fue enviado por Sadam como embajador a Suiza, país donde más tarde pasó a ser embajador iraquí ante la subsede de la ONU en Ginebra, cargo en el que permaneció hasta 1998. Se sospecha que todos esos año le permitieron encargarse de la transferencia de millones de dólares del dictador y sus allegados a cuentas secretas en bancos helvéticos.
 
Cuando fue llamado de vuelta a Bagdad, rechazó volver de inmediato, lo que despertó conjeturas sobre si se había distanciado o peleado con Sadam. Pero finalmente volvió a la capital iraquí y permaneció junto a su hermanastro hasta su derrocamiento en marzo de 2003. Solo una semana después de caer la dictadura fue arrestado en Bagdad por fuerzas estadounidenses. Ocupaba el puesto 52 dentro de la famosa "baraja" de los 55 dirigentes más buscados del régimen de Sadam.
 
El juez de Duyail
 
Awad Hamad al Bandar pasará a la historia por ser el juez que firmó 148 sentencias de muerte como presidente del Tribunal Revolucionario que juzgó a los supuestos implicados en el atentado fallido de 1982 contra Sadam Husein en la aldea chií de Duyail. Nació en 1944, se graduó en Derecho a mediados de los sesenta, y poco después ocupó distintos cargos judiciales en el sistema jurídico iraquí sin especial relevancia, hasta que fue llamado al palacio presidencial por Sadam Husein que se había hecho con el poder en 1979.
 
Cuando Sadam sufrió el primer atentado en Duyail, del que salió ileso, encargó a Al-Bandar que presidiera el Tribunal Revolucionario que juzgaría a todos los supuestos implicados en el intento de asesinato. Cientos de personas, todos chiíes de la ciudad de Duyail, fueron procesados en aquel juicio sumarísimo que se celebró en la ciudad de Bagdad. Al juez no le tembló la mano para enviar al patíbulo a 148 personas. Según el magistrado, las víctimas confesaron su participación o implicación en el atentado.
 
Awad Hamad al-Bandar no volvió a tener otra responsabilidad de importancia durante los veinte años siguientes del régimen de Sadam, y de hecho su nombre ni siquiera aparecía entre los 55 de la famosa baraja de "los más buscados" del régimen, que puso en circulación el gobierno estadounidense. Detenido en fecha desconocida tras la caída del régimen, apareció más tarde ante las cámaras de televisión cuando compareció ante los jueces por el "caso Duyail". Jamás se mostró arrepentido de haber dictado una condena de muerte masiva.

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