LD (EFE) El mandatario taiwané, Chen Shui-bian, afirmó que sus objetivos primordiales serán unir Taiwán, apaciguar las tensiones políticas y étnicas, estabilizar los lazos con China e impulsar la prosperidad económica. La mayor parte de su intervención de veinte minutos la dedicó al Gobierno de Pekín y a la reforma constitucional que impulsa.
Sin mencionar la promesa de hace cuatro años de no declarar la independencia ni convocar un referéndum de autodeterminación, aseguró que su "política hacia China no ha cambiado en los últimos cuatro años ni cambiará en los cuatro siguientes".
"Los dos gobiernos (el chino y el taiwanés) deben aprovechar esta oportunidad para afrontar los desafíos mundiales, defender el progreso y el desarrollo en vez de centrarse en un debate político sin salida", manifestó Chen. En una actitud reconciliadora, el independentista no descartó ningún nuevo tipo de relación política con el régimen comunista de Pekín, incluido la unificación, "si la acepta el pueblo taiwanés", puntualizó.
