
(Libertad Digital) Christofer De Muth, presidente del American Enterprise Institute (AEI), pronunció el lunes una conferencia en la Fundación de Análisis y Estuidos Estratégicos (FAES) bajo el título “El futuro de la revolución: desde la revolución a las instituciones”, en que hizo un repaso de los principales retos a que se enfrenta el mundo, y en especial al terrorismo y al papel de las instituciones democráticas.
DeMuth declaró que “la libertad debería ser el centro neurálgico de la política exterior”, dado el carácter transformador que tiene sobre las sociedades. En su opinión, "Al-Qaeda es una organización que nace de la frustración de la gente que vive sin esperanza en estos países”, por lo que resulta esencial trasladar las oportunidades que ofrecen las sociedades libres a las que no las tienen, y que resultan viveros de terroristas.
En este sentido, y en una entrevista previa al acto con Libertad Digital, DeMuth declaró que “la fuerza esencial, el ánimo de los terroristas radicales islámicos son los valores sin esperanza de las sociedades islámicas más desfavorecidas, más el hecho de que estén atrapadas por dictaduras teocráticas; creo que la clave a largo plazo es la esperanza que supone vivir en una sociedad más libre”. El 11 de septiembre ha revelado, según el presidente de la AEI, que el objetivo principal de la política exterior consiste en terminar con las redes terroristas y con las tiranías teocráticas.
Pero esa libertad está amenazada y según el conferenciante son tres las principales amenazas: en primer lugar los grupos organizados que sólo intentan servir a sus propios intereses, que en muchas promueven políticas contrarias a la libertad. Otra de las amenazas proviene de las ideas totalitarias, de las que Chris DeMuth citó expresamente el islamismo radical, entre otras. DeMuth se refirió a una corriente de opinión que cree que los valores democráticos son demasiado individualistas y conllevan riesgos. Es el caso del movimiento antiglobalización o el ecologista.
En el mismo sentido, Chris DeMuth planteó que uno de los nuevos retos mundiales lograr mantener viva “la revolución de la libertad” dos países de enorme importancia: Rusia y China. El primero ha experimentado una regresión en sus libertades, tras la recuperación de éstas cuando cayó el régimen comunista, y el segundo, pese a los avances experimentados en los últimos años, sigue siendo un régimen totalitario. A este reto añadió otros de gran relevancia, como la lucha contra las políticas de monopolio estatales o privadas, o la necesidad de incentivar una cultura global de libertad. Por lo que se refiere a esto último se refirió al papel que podrían tener los artistas, alzando su voz en defensa de la democracia y de la libertad.
Como muestra de esperanza en esta lucha a favor de la libertad, el presidente de la AEI se refirió a la Guerra Fría, y a cómo la firmeza y la decisión de la primera ministra de Gran Bretaña, Margaret Thatcher y del presidente de los EEUU, Ronald Reagan, resultaron determinantes en la derrota del comunismo. Esa firmeza surgía del convencimiento de dichos líderes de que la libertad es una materia moral y no solo política. Esta perspectiva moral les permitió, de acuerdo con DeMuth, salirse “fuera del establishment”, lo que unido a su independencia y capacidad para escuchar ideas diferentes les granjeó muchas críticas, incluso dentro de sus propios partidos.
