
(Libertad Digital) Los organismos israelíes de seguridad están en estado de máxima alerta con motivo de la jornada de Yom Kipur, en la que los judíos de todo el mundo suelen observar un estricto ayuno de 26 horas y asistir a prolongadas oraciones en las sinagogas.
La Policía ha elevado la alerta al nivel 3 –tan sólo uno por debajo del que desgina una situación de emergencia general–, y ha desplegado a miles de agentes a lo largo de las fronteras con Cisjordania y Gaza, cerradas desde hace 16 días. En la noche de este viernes también se cerrarán las fronteras internacionales.
El estado de emergencia ha llevado a los dos grandes rabinos de Israel, el askenazí Yona Metzguer y el sefardí Shlomó Amar, a autorizar a los feligreses que acudan a las sinagogas armados y con teléfonos móviles.
Antes del anochecer, centenares de miles de judíos se encaminarán hacia las sinagogas, calzados con zapatos de lona y envueltos en sus mantos rituales.
La tradición hebrea define el Yom Kipur como "Sábado de Sábados": en tiempos del Templo, era el único día en que el Gran Sacerdote (Gadol Cohen) accedía al Sancta Santorum y pronunciaba el nombre de Dios –Jehová–; fuera, en el atrio, miles de israelitas arrodillados respondían diciendo: "Bendito sea el Nombre de la Gloria de Su Reino por siempre jamás".
Al concluir la jornada se toca el shofar (cuerno ritual), y los judíos pronuncian la célebre frase de los tiempos de la Diáspora: "El próximo año, en Jerusalén".
