LD (Agencias)
A las diez de la mañana de este martes, las sirenas de alerta sonaron en todas las ciudades israelíes en memoria de los seis millones de judíos asesinados en el Holocausto nazi y en recuerdo del 60 aniversario del alzamiento en el Ghetto de Varsovia. En todo el país se registró un paro total de dos minutos para condenar el exterminio sistemático, según el plan denominado "la solución final" adoptado por el Gobierno del Tercer Reich de Adolfo Hitler. Las ceremonias comenzaron en la explanada del Museo del Holocausto, Yad Vashem, donde el primer ministro Ariel Sharon afirmó que tras aquella traumática experiencia para su pueblo, "nunca jamás dejaremos en manos ajenas la defensa de nuestra seguridad. Hasta la fecha, el estado de Israel es el único lugar del mundo donde los judíos tenemos el derecho y el poderío para defendernos de nuestros enemigos".
Seis supervivientes de los que combatieron o cooperaron mediante el contrabando de armas con los residentes que se sublevaron contra las fuerzas alemanas de ocupación en el Ghetto de Varsovia, encendieron seis antorchas, una por cada millón de víctimas. En los años de aquella Segunda Guerra del siglo XX pereció un tercio de los miembros del pueblo hebreo, que eran unos 18 millones dispersos en todo el mundo. En la actualidad son alrededor de 13 millones; en Israel residen poco más de cinco millones. Unos 900.000 supervivientes de los campos de trabajos forzados y de ejecuciones en masa se establecieron desde el fin de la guerra como refugiados en el Estado israelí, fundado en 1948 en Palestina, la antigua Tierra de Israel bíblica para los judíos. Miles murieron ahogados a bordo de buques procedentes de varios puertos europeos pues las autoridades inglesas, que dominaban entonces en Palestina, les impidieron entrar al país, aunque muchos lo hicieron clandestinamente con la ayuda de los judíos residentes en el país y en plena lucha por su independencia.
En el Parlamento (Kneset), como es tradicional, miembros del Gobierno y legisladores participarán en la lectura de los nombres de las víctimas, cuyo registro obra en el Museo Yad Vashem, incluido en el itinerario de toda visita oficial de personalidades extranjeras.
Seis supervivientes de los que combatieron o cooperaron mediante el contrabando de armas con los residentes que se sublevaron contra las fuerzas alemanas de ocupación en el Ghetto de Varsovia, encendieron seis antorchas, una por cada millón de víctimas. En los años de aquella Segunda Guerra del siglo XX pereció un tercio de los miembros del pueblo hebreo, que eran unos 18 millones dispersos en todo el mundo. En la actualidad son alrededor de 13 millones; en Israel residen poco más de cinco millones. Unos 900.000 supervivientes de los campos de trabajos forzados y de ejecuciones en masa se establecieron desde el fin de la guerra como refugiados en el Estado israelí, fundado en 1948 en Palestina, la antigua Tierra de Israel bíblica para los judíos. Miles murieron ahogados a bordo de buques procedentes de varios puertos europeos pues las autoridades inglesas, que dominaban entonces en Palestina, les impidieron entrar al país, aunque muchos lo hicieron clandestinamente con la ayuda de los judíos residentes en el país y en plena lucha por su independencia.
En el Parlamento (Kneset), como es tradicional, miembros del Gobierno y legisladores participarán en la lectura de los nombres de las víctimas, cuyo registro obra en el Museo Yad Vashem, incluido en el itinerario de toda visita oficial de personalidades extranjeras.
