L D (EFE) El mismo portavoz, no obstante, ha agradecido a su manera el hecho de que Aristide haya vuelto a poner en el mapa a esta pequeña república, situada en el corazón de África.
Según M'Bay, "mi país de nuevo ha sido puesto en el mapa mundial y atraído la atención internacional con la llegada del presidente Aristide". El portavoz ha añadido que "es algo parecido a cuando en 1970 el entonces presidente, Jean-Bedel Bokassa, se autoproclamó emperador".
La República Centroafricana, país que depende enteramente de la ayuda internacional tras el golpe de Estado del 15 de marzo del pasado año, por el que accedió al poder Francois Bozize, lucha por su reconocimiento por el resto de las naciones. La corrupción rampante en la nueva administración ha vaciado los cofres del Estado, dejando sin sueldo a los funcionarios, incluido el Ejército y la Policía, por lo que los observadores temen de nuevo que se produzca una asonada militar, usuales a lo largo de la historia de este país desde su independencia de Francia en 1960.
En círculos diplomáticos en la región se pone en duda una larga permanencia de Aristide en esta república, no solo por la precaria situación económica en que se encuentra el país, sino también por las denuncias internacionales contra el mandatario haitiano de estar involucrado en asesinatos políticos, enriquecimiento ilegal e incluso narcotráfico. A pesar de que la misión de la República en la ONU emitió el martes un comunicado en el que confirmaba haber otorgado asilo político al ex presidente de Haití, M'Bay aseguró que "la permanencia de Aristide será decidida en un próximo consejo de ministros".
No obstante, el alto funcionario centroafricano subrayó que "el presidente fue recibido para garantizar su seguridad personal, goza de una hospitalidad total y es libre de abandonar el país cuando le plazca, posiblemente con destino a Sudáfrica por las buenas relaciones personales que le unen al presidente (Thabo) Mbeki". El presidente sudafricano fue el único jefe de Estado que viajó a Puerto Príncipe para asistir a las conmemoraciones del aniversario de la independencia del país, hecho que fue criticado por la oposición política y algunos medios de comunicación sudafricanos.
Sin embargo, frente a la euforia inicial de una "segura acogida" de Aristide por Pretoria en el caso de que este hiciera una petición formal de asilo político, ahora el Gobierno sudafricano ha dado "marcha atrás". El portavoz de Thabo Mbeki, Bheki Khumalo, dijo que de recibir dicha petición el Gobierno no se "precipitará" y añadió que antes deberán mantenerse consultas con otros países y la ONU. Observadores africanos coinciden en que el destino final de Aristide se ha convertido en una decisión cada vez más problemática y que el país que lo acoja lo hará después de haber obtenido el beneplácito de Estados Unidos de Francia y de la ONU.
