L D (Javier Otazu-EFE) El Hamadani no concede entrevistas "porque luego tergiversan mis palabras", según dice, pero accede a que los periodistas asistan a las conferencias que pronuncia para sus adeptos, que escuchan embelesados su discurso en el que insiste en que Irán debe buscar su propio camino sin dejarse cegar por Occidente.
Qom es el centro espiritual del chiismo en Irán, y es allí donde se han formado todos los clérigos del mundo chií. Por sus calles transitan clérigos iraníes, iraquíes, afganos y hasta paquistaníes, mezclados con mujeres embutidas en sus chadores negros de donde no puede salir ni un cabello y con peregrinos llegados de todas partes a ver la tumba de la hermana de un iman.
En un universo tan conservador, podría pensarse que aquí se concentra la población mas ciegamente fiel al régimen islámico, el que repite una y otra vez la cantinela del antiamericanismo para cerrar filas ante el aperturismo y el que insiste en el deber de votar mañana para todo buen musulmán. Sin embargo, tambien llegan a Qom los ecos de la polémica que se vive en todo el país sobre la legitimidad o no de las elecciones del viernes.
Husein, un empleado del Ministerio de Asuntos Islámicos, declara que irá a votar por un líder religioso aliado de Hachemi Rafsanjani, uno de los prebostes del régimen, pero a su lado su hijo Abdurrahim, de 17 años, declara que no piensa votar "porque los que debían ser candidatos no están presentes en las elecciones". El joven alude a los 2.500 candidatos reformistas que han sido apartados de la carrera electoral por el poderoso Consejo de los Guardianes, a los que se han unido otros 600 candidatos que se han retirado en solidaridad con los primeros.
En esta ciudad que vive de la industria de la fe, por todas partes se aprecia la brecha generacional que parece sacudir a Irán, pues los adultos dicen tener miedo de los extremistas y aseguran que votarán, pero los jóvenes se muestran dispuestos a seguir el llamamiento al boicot. Tampoco las mujeres de apariencia mas conservadora, como la anciana Jamileh, procedente de una aldea, ignoran lo que sucede en la arena política, pues dice tener una muy alta opinión de Mohamed Jatamí, el presidente que en dos legislaturas se ha enfrentado a los conservadores, pues sabe que "fue gracias a él que nos arreglaron la escuela y la carretera".
Jatamí ya no puede presentarse a un tercer mandato, pero deja a su combativo hermano Mohamed Reza como cabeza del ala mas radical del reformismo, esa que lidera el boicot a las elecciones y que apuesta por una asistencia mínima para deslegitimar al régimen islámico. En Teherán, otro conservador llamado Hojatolislam Shobeiri, juez del Tribunal Supremo, cree que lo que le sucede a los reformistas es que no están en contacto con el pueblo, "sólo hablan con las clases acomodadas", y asegura que los votantes pondrán a cada uno en su sitio.
Para Shobeiri, el principal problema de los reformistas es que buscan la ayuda de Occidente para sus proyectos, y entonces Estados Unidos se aprovecha de ellos y los manipula, aunque insiste en que no duda de la buena fe de estos liberales, pero cree que pecan de ingenuos. Shobeiri insiste también en que Estados Unidos e Israel dirigen una campaña contra Irán al acusarlo de terrorismo, y no duda que están también detrás de esa campaña de boicot a las elecciones del viernes.
El ala dura del regimen iraní, la que dirige el mismo Líder Supremo de la Republica, Ali Jamenei, sigue alimentando una retorica antiamericana y antioccidental que está lejos de las preocupaciones cotidianas de los iranies, en particular de los jóvenes, que no han conocido casi otro régimen que el islámico. Los observadores reconocen que la Republica Islámica ha traído en estos 25 años mejoras palpables a grandes zonas de Irán, sobre todo las menos urbanas, al dotarlas de suministros básicos como el agua y la luz, y creen que son estas las verdaderas bases del régimen, las que aseguran su supervivencia.
