L D (EFE)
Aznar dijo que "la democracia en la región es una exigencia para las nuevas generaciones de árabes" pero advirtió de que "la democracia, la libertad o la paz no caen del cielo, hay que trabajar por ellas" y será preciso que todos "cedan parcelas de interés propio en favor del interés del pueblo iraquí".
El presidente del Gobierno subrayó su convencimiento de que serán los propios iraquíes quienes "decidirán su futuro en paz". "Construirán su propio porvenir, escogerán a sus propios gobernantes, dispondrán de sus propias riquezas naturales" porque "no hay nada que impida que el pueblo iraquí viva en paz, en prosperidad y en libertad", Para ello, reclamó que "todos los iraquíes, con independencia de su origen étnico o religioso" sepan que "sus derechos humanos, su libertad, serán reconocidos".
Aznar dijo que "la hora de los déspotas ha terminado" y reclamó a los iraquíes que permanezcan unidos, "kurdos y árabes, sunitas, chiitas y cristianos, tienen un futuro común en Irak" porque esa diversidad étnica y religiosa "contribuirá a enriquecer el país". A su juicio, "asegurados sus derechos, las diferentes comunidades pueden y deben aportar un caudal extraordinario de energía y creatividad a la vida política y social y económica de Irak" .
"Irak debe seguir siendo un Estado soberano y su integridad territorial y su unidad deben ser escrupulosamente respetados", dijo Aznar, e insistió en que los recursos naturales iraquíes "deben ser puestos al servicio del pueblo iraquí con todas sus consecuencias, y no, como sucedía durante la dictadura de Sadam Husein, al servicio del déspota y de su Corte de los Horrores".
Destacó el compromiso español con la reconstrucción de Irak, "sea para la distribución de la ayuda humanitaria, ahora necesaria, o para la gestión de actividades municipales, o para la rehabilitación de su patrimonio cultural y artístico, y otros". Aznar dijo que la consolidación de Irak como país libre y democrático contribuirá a la pacificación de Oriente Próximo, tarea en la que recordó que España está también comprometida, ahora para lograr la puesta en marcha de la "hoja de ruta" con los plazos para la paz en la región. "Del liderazgo palestino están llegando estos días noticias que permiten ser optimistas, espero que del Gobierno israelí también pronto nos lleguen" en ese mismo sentido, dijo Aznar, quien agregó que "a todos nos corresponde apoyarlas combatiendo, en la medida de nuestras posibilidades, a quien pretende acabar con esta esperanza usando el lenguaje del terror".
Aznar se permitió concluir con un "humilde consejo", sin pretender hacer "comparaciones imposibles" entre la experiencia de la transición española y la situación actual de Irak, y afirmó que "el consenso es el valor fundamental de un proceso nacional de transición a la democracia".
El presidente del Gobierno subrayó su convencimiento de que serán los propios iraquíes quienes "decidirán su futuro en paz". "Construirán su propio porvenir, escogerán a sus propios gobernantes, dispondrán de sus propias riquezas naturales" porque "no hay nada que impida que el pueblo iraquí viva en paz, en prosperidad y en libertad", Para ello, reclamó que "todos los iraquíes, con independencia de su origen étnico o religioso" sepan que "sus derechos humanos, su libertad, serán reconocidos".
Aznar dijo que "la hora de los déspotas ha terminado" y reclamó a los iraquíes que permanezcan unidos, "kurdos y árabes, sunitas, chiitas y cristianos, tienen un futuro común en Irak" porque esa diversidad étnica y religiosa "contribuirá a enriquecer el país". A su juicio, "asegurados sus derechos, las diferentes comunidades pueden y deben aportar un caudal extraordinario de energía y creatividad a la vida política y social y económica de Irak" .
"Irak debe seguir siendo un Estado soberano y su integridad territorial y su unidad deben ser escrupulosamente respetados", dijo Aznar, e insistió en que los recursos naturales iraquíes "deben ser puestos al servicio del pueblo iraquí con todas sus consecuencias, y no, como sucedía durante la dictadura de Sadam Husein, al servicio del déspota y de su Corte de los Horrores".
Destacó el compromiso español con la reconstrucción de Irak, "sea para la distribución de la ayuda humanitaria, ahora necesaria, o para la gestión de actividades municipales, o para la rehabilitación de su patrimonio cultural y artístico, y otros". Aznar dijo que la consolidación de Irak como país libre y democrático contribuirá a la pacificación de Oriente Próximo, tarea en la que recordó que España está también comprometida, ahora para lograr la puesta en marcha de la "hoja de ruta" con los plazos para la paz en la región. "Del liderazgo palestino están llegando estos días noticias que permiten ser optimistas, espero que del Gobierno israelí también pronto nos lleguen" en ese mismo sentido, dijo Aznar, quien agregó que "a todos nos corresponde apoyarlas combatiendo, en la medida de nuestras posibilidades, a quien pretende acabar con esta esperanza usando el lenguaje del terror".
Aznar se permitió concluir con un "humilde consejo", sin pretender hacer "comparaciones imposibles" entre la experiencia de la transición española y la situación actual de Irak, y afirmó que "el consenso es el valor fundamental de un proceso nacional de transición a la democracia".