(Libertad Digital) Con el objetivo de contextualizar el concepto de España se abordará el periodo de la Ilustración, el liberalismo y el desarrollo de la izquierda, hasta llegar a nuestros días, partiendo de la interpretación de una documentación en la que estarían contempladas desde las figuras y obras básicas del pensamiento político hasta las clásicas y más recientes referencias históricas, filosóficas y literarias.
Otro de los asuntos que se tratarán en los cuatro días del curso en Laredo será la unidad de la nación española. "¿Hay una amenaza real de división de nuestra nación?
¿Estaremos incurriendo en el catastrofismo del que nos acusan los
nacionalistas, que han sido por otra parte y curiosamente los catastrofistas
por excelencia pues todas sus reclamaciones se formulan desde el alarmista e
injustificado miedo a perder hoy sus señas de identidad como su pureza
sanguínea ayer?".
¿Estaremos incurriendo en el catastrofismo del que nos acusan los
nacionalistas, que han sido por otra parte y curiosamente los catastrofistas
por excelencia pues todas sus reclamaciones se formulan desde el alarmista e
injustificado miedo a perder hoy sus señas de identidad como su pureza
sanguínea ayer?".
Ésas son algunas de las preguntas que realiza Iñaki Ezquerra y que adelanta que se intentarán resolver en los cuatro días de análisis en los que también se abundarán las causas del descrédito de España. El mito de los nacionalismos como creencias exclusivas de pertenencia o la España progresista serán otros de los temas a tratar.
Entre los ponentes destacan nombres como el de Amando de Miguel (13 agosto); Francisco Soda Wagner e Igor Sosa Mayor (día 14); Mikel Azurmendi y Jesús Laínz (día 15); Gustavo Bueno y Xavier Pericai (16); Inmaculada Castilla y Julio Angita (el 17).
A propósito de la falsa cuestión de la España progresista y que da nombre a la XXIII del curso, el director señala la Constitución de 1978 como "un fenómeno refundacional y tan necesario tras la noche de la dictadura franquista que no puede quedarse en un pacto aséptico, en un conjunto frío de normas. Ese texto tiene una vida, unos
valores. A ese constitucionalismo formal debemos añadirle nuestra propia
carga afectiva y sentimental".