DISCURSO ÍNTEGRO DE TOÑI SANTIAGO

El 4 de agosto de 2002 la banda terrorista ETA asesinaba a pocos metros de aquí a nuestra pequeña Silvia, con tan sólo seis años.  Desde aquel  fatídico  día en el que esos cobardes asesinos nos arrebataron para siempre  a nuestra pequeña de nuestro lado, mi marido y yo solo hemos buscado una cosa JUSTICIA;  algo que hasta el momento y pasados siete años aún no hemos conseguido.  Los asesinos de Silvia fueron detenidos en Francia meses después del atentado, pero  la lentitud  de la justicia junto a que la  instrucción de este atentado quedara casi  paralizada durante algunos años, por recaer en el mismo juzgado que la instrucción del sumario del 11M, hacen que aún no se haya celebrado el juicio.  Hace pocos días conocimos la decisión del Magistrado de la Audiencia nacional Santiago Pedraz, autorizaba un acto de los proetarras en el cual se pretendía homenajear a uno de los asesinos de Silvia; para nosotros esta decisión ha sido un insulto a la memoria de nuestra hija, ya que lejos de ver a sus asesinos en el banquillo hemos tenido que denunciarlo en la Audiencia para que esta barbaridad no ocurriera. Desde aquí queremos reconocer el trabajo bien hecho de la Sala Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional que ha prohibido dichos actos.

Quiero trasladarme a aquel mes de agosto del  año 2002 y tras este brutal atentado Batasuna se niega a condenarlo,  y además su portavoz Arnaldo Otegi  en referencia al asesinato de Silvia se preguntaba ¿qué hacia  esa  niña en un cuartel de la Guardia Civil?. Fue en ese momento cuando el entonces Presidente del  Gobierno José Mª Aznar dijo textualmente: “«No estoy dispuesto a permitir que la basura de los dirigentes de Batasuna se sigan paseando impunemente por la calle mientras los españoles enterramos a víctimas inocentes, niños incluidos».

El 26 de agosto del 2002  el Congreso de los Diputados en Sesión Extraordinaria  acuerda  instar  a la Fiscalía General del Estado para iniciar el proceso de ilegalización de esta formación terrorista instalada en las instituciones democráticas del Estado. El pasado mes de junio el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo falla a favor del Estado en el recurso interpuesto por Batasuna contra su ilegalización, estimando el Alto Tribunal que el Tribunal Supremo ilegalizó el partido etarra con el objetivo de "mantener la seguridad pública, la defensa del orden y la protección de los derechos y las libertades de los ciudadanos".

Cuando tuvimos conocimiento de esta noticia mi marido y yo supimos que el asesinato de nuestra hija no había sido en vano, que al menos podemos contar a nuestro hijo Javier que la muerte de su hermana ha contribuido para que en nuestra sociedad no quede ningún resquicio jurídico al que se puedan acoger estos asesinos para instalar el terror en las instituciones españolas.

Hace pocos días escuche decir a un político vasco: “hoy en día estamos tocando con la punta de los dedos la libertad plena”  en referencia a  la comunidad autónoma vasca  y estas palabras me hicieron reflexionar  acerca de la visión que tenemos muchos españoles con respecto a esto. Para mi la plena libertad llegará cuando no se cometan más asesinatos como el perpetrado el pasado viernes en Mallorca, llegará cuando los Guardias civiles y sus familias puedan vivir en una casa cuartel sin temor a que cualquier día ETA lo vuele por los aires. Para mí la plena libertad llegará cuando ANV esté fuera de los ayuntamientos, cuando no haya personas que tengan que vivir con escolta, cuando no se permitan hacer homenajes a los asesinos de nuestros hijos,   cuando la bandera de España pueda ondear en todas las instituciones con total normalidad, cuando los asesinos de ETA y sus cómplices políticos estén cumpliendo condena por los delitos cometidos.

Entonces  podremos afirmar que comenzamos tocar con la punta de los dedos la plena libertad,  mientras que esto no suceda, aunque el Gobierno Vasco no sea nacionalista, para mí  todo será  una especie de cortina de humo, que con distinta intensidad,  intentara nublar nuestra visión total de lo que allí se vive, mientras que una banda de asesinos amedrenta a toda una sociedad que se ve indefensa ante la ineficacia de sus instituciones.