(Libertad Digital) El que fuera presidente del Gobierno en la etapa de los escándalos de corrupción y el terrorismo de estado, marca lo que a su juicio deberían ser las pautas que guíen la comisión de Investigación del 11-M. González pide que se tome como referencia la comisión del 11-S aunque “aquí lo estamos viviendo de otra manera... el motivo principal de la confusión nace del hecho electoral. O si prefieren, de la incapacidad para aceptar el resultado de las urnas”.
Para el ex presidente este hecho es la clave de la lucha partidista. “Por eso, el máximo empeño de los perdedores en las urnas es encontrar una explicación a su derrota en lo ocurrido entre el 11 y el 14 de marzo. El acompañamiento de su coro disparatado de corifeos mediáticos contribuye a la creación de un ambiente enrarecido sobre lo que pasó”.
Insiste Felipe González en que “paradójicamente, lo ocurrido en esas horas posteriores al 11 de marzo, es lo más claro en la perspectiva actual. "Si alguien confundió o manipuló a la opinión pública –con intención o sin ella–, atribuyendo empecinadamente la autoría de los hechos a ETA y no a los verdaderos responsables de la masacre, fue el Gobierno”. Con esta frase, el otrora líder socialista quiere atajar las crecientes incógnitas sobre los atentados. Dice González: “No insistan. Quédense con su verdad, que no modificará jamás el hecho comprobado de la autoría del atentado que niega esa verdad suya”. Para él, esta sería la primera conclusión para pasar a lo que más importa –según dice en el artículo de El Periódico de Cataluña–.
La segunda conclusión sería para González “la constatación de que hemos sido atacados por el terrorismo internacional en una de sus más sangrientas operaciones y que ETA, que sigue siendo una amenaza para nuestra seguridad, no era la autora de los atentados del 11 de marzo”. El ex presidente acusa al PP y a sus “corifeos mediáticos” de buscar “una verdad oculta, que sólo ellos están dispuestos a esclarecer, la función de la comisión de investigación se hará más difícil y sus resultados – menos para la parte de la opinión pública que se traga sus mentiras– poco creíbles”.
