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Antonio López Campillo

Postmodernos ridiculizados

En 1996 se publicó en la revista americana Social Text un artículo con el título “Transgredir las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica”. El autor, Alan Sokal, profesor de Física en la Universidad de Nueva York, trataba sobre temas caros a los filósofos postmodernos, acompañado por una abundante bibliografía, rebosando citas de intelectuales famosos, franceses y americanos. Poco después Sokal anunciaba que se trataba de una parodia, de una burla. El asunto dio lugar una gran discusión entre los postmodernos, ridiculizados, y los otros pensadores. Este libro, fruto de la colaboración con Jean Bricmont, profesor de física teórica en la Universidad de Lovaina, es una ampliación, y en cierto modo una confirmación de la burla. Fue publicado, en francés, en 1997 y las reacciones de los postmodernos y sus seguidores fueron furiosas y nada razonables. La versión española da cuenta de todo ello.

El libro demuestra que los autores citados, Lacan, Kristeva, Irigaray, Latour, Baudrillard, Deleuze, Guattari y Virilio, utilizan términos y teorías científicas que no conocen para adornar sus textos y en ciertos casos para fundarlos. No critica los otros temas tratados por estos autores, simplemente pone en evidencia que no tienen el menor reparo en asustar a sus lectores con referencias a asuntos de ciencia, que no han comprendido. Lo que se define como imposturas intelectuales.

La relatividad, la teoría del caos, la mecánica cuántica, la topología, las geometrías no euclidianas, son las materias más citadas por esos autores; y al hacerlo demuestran dos cosas: que no saben, apenas, de lo que hablan, y que tienen en poco a sus lectores y que no les respetan. Las citas, y los comentarios, de Sokal y Bricmont bastan para dejar fuera de combate a esos filósofos. Las reacciones de estos y de sus seguidores confirman lo dicho por Sokal y Bricmont.

Este libro ayuda a defendernos de las elucubraciones de los pensadores postmodernos, lo que es de agradecer. Y además ayuda a comprender cosas importantes de ciencia. Y, lo que no es de despreciar, es divertido.

Alan Sokal y Jean Bricmont,, Imposturas intelectuales, Paidos Ibérica, Barcelona , 1999.

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