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Diana Molineaux

Gore: carnaval y mundo nuevo

Durante todo este verano, el vicepresidente y candidato demócrata Al Gore ha prometido a los norteamericanos una "caja sellada" para guardar los ahorros de la seguridad social, pero en esta fase postelectoral les brinda todo un carnaval y, si se sale con la suya, un panorama nuevo en las normas constitucionales.

El primer día de carnaval lo disfrutaron los residentes de la Florida, que salían alborozados a ver el convoy que transportaba las papeletas desde Palm Beach a Tallahassee, la capital del estado donde un juez considera si ha de ordenar un cuarto recuento, tal como quiere Gore. Grandes y pequeños se arremolinaban en torno al conductor de la furgoneta más famosa del país, de los "sheriffs" encargados de protegerla, de los abogados de los dos aspirantes presidenciales y los coches de la prensa; querían verlos de cerca, tocarlos y sacarse fotos para el álbum de recuerdos familiares. Todo lo filmaban los helicópteros de las televisiones, que transmitían las imágenes del gigantesco logo en negro sobre fondo amarillo de la empresa Ryder, propiedad de la furgoneta de alquiler, extraordinariamente satisfecha con la propaganda.

También había ambiente de feria en Washington, delante del Supremo, entre la gente que tomó posiciones un día antes, para intentar entrar en la sesión de este viernes. Envueltos en ropas de abrigo y con gruesas gorras de lana para resistir el viento y temperaturas próximas a los cero grado, sentados en sillas y mesas que ellos mismos se habían traído, se entretenían jugando a las cartas o al dominó, como en cualquier café mediterráneo.

Pero Gore iba en serio al llevar un nuevo recurso a los nueve magistrados; quiere que impidan a los legisladores de la Florida nombrar a los electores del estado, aunque el artículo segundo de la Constitución reza que "cada estado nombrará a los electores, en la forma que ordene la legislatura". Gore también quiere eliminar el plazo del 12 de diciembre para nombrar a los electores y, ahora, ya habla del día 18, la fecha en que han de votar.

Las consecuencias de todo esto afligen cada día a más gente, pues las bolsas empiezan a caer en picado ante la incertidumbre de cuánto durará este proceso y de quien será el ganador. Nadie sabe si invertir en "títulos Bush", como tabacaleras y fármacos, o "títulos Gore", como tratamiento de basuras y protección ambiental. Ante la duda, el dinero va a los colchones o a las cuentas de ahorro y el mercado de valores tecnológico ha perdido el 50% desde su momento más alto. Como la mitad del país tiene sus ahorros en la bolsa, es probable que la impaciencia y el descontento hagan más para alejar a Gore que el Supremo o las papeletas.

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