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Cantó la gallina

Los comentarios de Pedro Solbes al Plan de estabilidad español, con el erróneo énfasis en la situación presupuestaria como forma de hacer frente al incremento de la inflación subyacente, confirman nuestros peores augurios sobre el comisario europeo de Economía.

En primer lugar, la inflación es un fenómeno monetario, que tiene que ver con el nivel de los tipos de interés, el crecimiento del dinero y del crédito, y poco que ver con la situación fiscal. Y es notorio que España se incorporó al euro con un ciclo más adelantado que el de los países centrales de Europa y que se encontró –en ese momento— con unos tipos de interés reales negativos o próximos a cero; y ahí siguen.

En segundo lugar, supuesto que la política monetaria está dada, porque responde, lógicamente, a los intereses de los países mayores en población y peso económico, Alemania y Francia, el factor que más afecta a la inflación es la ausencia de flexibilidad en la economía, que no recibe ningún estímulo de la institución que encabeza el socialista Solbes.

En tercer lugar, como ha demostrado la experiencia española –y norteamericana—, la mejor forma de tener un aumento de los ingresos fiscales y de consolidar el superávit es bajar los impuestos directos, pues se estimula el crecimiento, el empleo y la recaudación fiscal, al tiempo que disminuyen las transferencias a los desempleados.

En la advertencia de Solbes hay implícita una amenaza al ejecutivo español por si se decide –con firmeza— a bajar los impuestos, considerando, como siempre hacen los socialistas de corazón, una situación estática, en lugar de otra que anime al crecimiento.

En sus advertencias sobre el envejecimiento –cierto— de la población, olvida tanto el flujo de inmigrantes como la fórmula más obvia para evitar los problemas de la seguridad social a largo plazo, el fomento de los planes privados y empresariales de pensiones. Y es que, probablemente, Solbes no olvida que cuando él era ministro de Economía, en el estudio que publicó el ministerio de Trabajo sobre las perspectivas de las pensiones públicas se consideraba que, por ejemplo, el paro en España bajaría tan lentamente que sólo se alcanzaría el 16% de desempleo (frente al 13,7% real actual) en el año 2014.

Los que temíamos que la diatriba contra Irlanda tuviera otros objetivos, como Italia y España., no nos hemos equivocado. Para los socialistas europeos el enemigo más inmediato se encuentra en Italia, donde Berlusconi podría bajar los impuestos –para aumentar la recaudación, en definitiva— y el más importante sigue siendo el que representa España, que ha demostrado que con una política económica opuesta a la del socialismo se podía crear, proporcionalmente, más empleo que en Estados Unidos. Pues si Estados Unidos ha creado 22 millones de empleos en 9 años de crecimiento, con una población de 280 millones de personas, en España, en sólo cinco, se han creado tres millones con una población de 40 millones.


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