Probablemente haya dos modelos de gestión deportiva: el explosivo, contratando lo mejor que haya en el mercado (aunque uno tiene que acertar a la hora de fichar) y el "barbecho futbolístico", construyendo la base para un proyecto a cinco años vista. Los clubes europeos que mejor representan esas dos filosofías de trabajo son el Milán italiano y el Deportivo de La Coruña. El historial de ambos clubes es incomparable puesto que Silvio Berlusconi llegó a la sala de mandos de un clásico del fútbol mundial, mientras que Lendoiro cogió a un equipo hundido en la miseria, desconocido en Europa. Y sin embargo Milán y Depor, cada uno a su manera, han protagonizado los últimos diez años del fútbol continental: el Milán para consolidarse, y el Depor para surgir de las catacumbas.
Lendoiro siempre ha dado pasitos pequeños pero firmes; hoy el equipo coruñés tiene en sus vitrinas una Copa del Rey, una Supercopa de España y una Liga. Dentro de unos meses participará en el Mundialito. Es un hecho que el presidente del Deportivo podría impartir cátedra sobre cómo gestionar un club de fútbol porque ha obrado un auténtico milagro (Fernando Roig sigue sus pasos con el Villarreal). El Milán marcó una época gloriosa en los 90 y ahora está en plena crisis deportiva. ¿Por qué?
Silvio Berlusconi llegó a la presidencia el 24 de marzo de 1986 y se inventó un modelo de gestión diseñado a su medida: empresario millonario, harto de lograrlo todo en la vida, con ambición política y picado por el "gusanillo" del fútbol. Se aprovechó de lo que tenía en casa (Baresi, Tassotti, Maldini o Galli) y acaparó el mercado internacional trayéndose a Gullit, Van Basten, Ancelotti o Donadoni. Al frente de ese equipazo colocó a Sacchi. Era imposible fallar y no lo hizo: 6 Ligas, 3 Copas de Europa, 2 Supercopas y 2 Copas Intercontinentales. Berlusconi consiguió el más difícil todavía: enlazar al Milán con el concepto de buen fútbol a nivel mundial, como antes hicieron el Real Madrid, el Ajax de Amsterdam o el Bayern de Munich.
Ahora al Milán se le ha acabado la gasolina y en el club esperan al presidente como agua de mayo. Dijo que ya no aparecería en la primera línea de fuego, pero acaba de bajar de las alturas. Sin embargo el mapa futbolístico ha dado un giro espectacular durante su "ausencia". ¿A quién fichar? Beckham podría pasar por el Gullit de los noventa, pero tiene una cláusula de 30.000 millones. En este juego de fútbol-ficción Verón imitaría a Marco Van Basten, aunque el argentino está atado por otro contrato millonario... ¿Quieres a Morientes?... 5.000 millones. ¿A Rui Costa?... Otros 5.000. ¿Dónde está Donadoni? ¿Y Baresi? Berlusconi sabe ya que ni siquiera él puede ganar siempre. Y Lendoiro sonríe porque Diego Tristán vale hoy su peso en goles. ¿Le quieres? Pon otros 5.000, "caro" Silvio.

Esperando a Silvio
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