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Amando de Miguel

Las metáforas de un pueblo hambriento

Ahora somos un pueblo saciado, pero arrastramos un hambre secular. El hecho queda registrado en el habla coloquial, las frases hechas y los refranes. Para subrayar que algo es delicado decimos que “no se debe jugar con las cosas de comer”. El ideal omnívoro se manifiesta en esta divisa popular: “Lo que no mata, engorda”. Si algo se comercializa bien es que “se vende como rosquillas”. Al comensal no se le desea “buen apetito”, como en otras lenguas, sino “que aproveche”. Se supone que el apetito está bien distribuido, pero la comida puede sentar mal. Precauciones de un pueblo hambriento.

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