Menú
Maite Cunchillos

Las espadas siguen en alto

Los casos difíciles hacen un mal derecho y un ejemplo de ello es el juicio, la condena, el indulto y el no indulto a Javier Gómez de Liaño. Este martes, el Tribunal de Conflictos daba un paso más en este culebrón judicial; la sentencia, cuyo texto íntegro conoceremos este miércoles, no satisface a ninguna de las dos partes. En la Sala Segunda están furiosos porque creen que unos compañeros y su propio presidente les han quitado competencias. Desde el otro lado del litigio, en el Gobierno, tampoco están satisfechos porque la decisión del Tribunal de Conflictos no cierra definitivamente la herida.

El CGPJ nunca se atrevió a pronunciarse sobre el caso Gómez de Liaño, pero ahora tendrá que hacerlo. Los vocales en pleno tendrán que ejecutar la sentencia; eso sí, lo harán a instancias del propio Gómez de Liaño, que es quien debe instar al gobierno de los jueces para reingresar en la carrera. Hay vocales que tampoco se quieren mojar en esta ocasión. Para no tener que discutir sobre la cancelación de los antecedentes penales, estos vocales podrían proponer la solución más cómoda: dejar el asunto sobre la mesa para que se pronuncie el próximo CGPJ, que se constituirá el 26 de julio. Sin embargo, los vocales del PSOE e IU exigirán zanjar la cuestión antes de abandonar sus queridos sillones.

El malestar por la sentencia del Tribunal de Conflictos alcanza sobre todo a la Sala Segunda del Supremo. Algunos magistrados incluso proponen no acatar la sentencia, “la decisión de ese tribunal –asegura un miembro de la sala– no anula formalmente nuestro auto, nosotros podríamos ignorar esa sentencia, incluso podríamos plantear un conflicto de atribuciones”.

El pronunciamiento del Tribunal de Conflictos llega en un momento delicado. Este miércoles por la tarde está prevista una asamblea secreta de todos los magistrados del Supremo. En principio, pretendían abordar en profundidad el Pacto de Estado por la Justicia y, sobre todo, su punto más crítico: la reforma en el sistema de elección del CGPJ. En ese encuentro, preparado con nocturnidad, se abordarán también las posibles consecuencias de la sentencia del Tribunal de Conflictos. Las espadas, pues, siguen en alto.

En Opinión