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Amando de Miguel

Pagar por sufrir

Contemplo, intrigado, el anuncio del último parque de atracciones. El reclamo es: “intriga, tensión, adrenalina, nervios”. Por lo visto, todo eso resulta atractivo y hay que pagar para recibir la correspondiente ración de sobresaltos. La cosa ya la teníamos con las novelas y luego las películas de terror. Ahora hay canales especializados de televisión dedicados al género. Resulta extraño, pero lo del sufrimiento provocado es algo que se demanda. Puede que sea una compensación del aburrimiento cotidiano, doméstico o laboral. Hay cada vez más deportes de riesgo, que persiguen la máxima producción personal de adrenalina. Realmente hay gente para todo.

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