Si una persona cualquiera destroza un cajero automático, quema un contenedor o planta una tienda en la calles, es detenido. Pero si un colectivo cualquiera hace eso mismo, incluso en gran escala, no pasa nada. Es más, puede que sus dirigentes gocen del privilegio de aparecer en televisión. Una subvención para un trabajo individual necesita mil controles. Otra subvención para un colectivo suele ser muchas veces un pozo sin fondo, se traga todo lo que le echen. El principio de que los grupos no delinquen se ha llevado hasta la caricatura. El delito organizado protege a los cooperadores. Es injusto.
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