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Antonio López Campillo

Vuelven los robots

Otra vez están de moda los robots androides, los que tienen figura humana. Los hay de dos tipos: los que saben andar, es decir, que tienen pies, y los que circulan sobre ruedecillas. Ya los hay para ayudar en tareas simples, traer y llevar un plato o el abrigo. Los hay con brazos articulados y de algunos nos dicen sus fabricantes que aprenden de sus errores. Desde el principio, hace más de cincuenta años, la mayor parte de los robots circulantes saben volver a la estación que los alimenta de energía, y se enchufan solos. Desde el siglo XVIII han circulado autómatas, el que tocaba la flauta o el tambor, y en 1770 aparece el jugador de ajedrez. Este último, inventado por el baron Kempelen, era una máquina que funcionaba mecánicamente, con sus ruedas dentadas, capaz de ganar a los humanos, salvo si emplean la defensa siciliana; en realidad, había un enano en el interior que dirigía todo con palancas.

A finales del siglo pasado, el XX, una maquina electronica, IBM, se enfrenta con Kasparov. Esta vez se enfrentan un cerebro humano y un ordenador. La electrónica tratando de competir con un sistema neuronal. Una vez gana uno otras otro, y eso sorprende e inquieta. Pero no sólo se trata de jugar al ajedrez, los investigadores de la automática pretenden llegar a un androide lo más parecido al hombre (curiosamente nunca dicen parecido a la mujer). Aparatos que detecten la temperatura, que respondan a sonidos y que los emitan, que olfateen y reaccionen al olor, que sean capaces de comportarse como un humano.

En los últimos inventos se trata de que aprenda con sus propios errores y que pregunte como lo haría un niño de cuatro años. Pero lo que intentan es que el robot sea capaz de actuar en un medio que cambia. Se ha logrado que un androide funcione en un medio, la habitación, que permanece estable, es decir, que sus referencias son fijas. Ahora tratan de que los robots funcionen en un medio que cambia. Por ejemplo, por la presencia de humanos que circulan al tuntún. Esto ya es más dificil, pero gracias a los captores de temperatura, de olores y táctiles, y un dispositivo que le orienta ópticamente, con detectores de luz, el androide reacciona en un medio social. Por ahora de un modo torpe, pero reacciona y se adecua al medio cambiante con cierta torpeza.

El robot, término que viene del checo robota, que significa obrero, y que el escritor Karel Capec usó para designar a los obreros artificiales de su obra RUR son la realización de un sueño, la de tener esclavos mecánicos, sueño que se convierte en pesadilla al imaginar su rebelión, como ocurre en la novela.. El monstruo de Frankenstein está hecho con trozos de humanos, Robocop es un humano robotizado. Los robots actuales son sistemas electrónicos, de donde se deduce que lo único humano que tienen es el ser un producto de humanos.

Un robot puede, por su rapidez y su alta capacidad combinatoria, ganar a un campeón de ajedrez, lo que parece más difícil es que el robot invente un juego como hicieron algunos humanos. Hay una cierta diferencia entre una red electrónica y una de neuronas. Por un lado, electrones, resistencias y potenciales eléctricos, por el otro, lo mismo y iones, líquidos con presiones osmóticas, membranas, son "componentes" que tiene la capacidad de morir y renacer, degradarse y rehacerse, y el sistema total reproducirse. Esas son las grandes diferencias entre los robots actuales y nosotros.

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