Telefónica ha sorprendido a propios y extraños con los resultados que acaba de presentar y con su comportamiento en Bolsa en una sesión, la del lunes, en la que han reinado los números rojos. ¡Y qué rojos! Pero empecemos por el principio.
La compañía que preside César Alierta acaba de presentar los resultados correspondientes al primer semestre del año y ¡sorpresa! ha ganado 191.177 millones de pesetas. La cifra, en sí misma, no dice nada excepto que es espectacular. Lo importante es su comparación con las previsiones y con el mismo periodo de 2000. Y es importante porque los analistas estimaban que los beneficios crecerían entre el 5% y el 7% y, sin embargo, se han incrementado, ni más ni menos, que el 16%. El porcentaje ya es de por sí impresionante, pero lo es aún más si se tiene en cuenta el contexto en el que se produce: la crisis generalizada de las compañías de telecomunicaciones en todo el mundo, con el ingrediente especial en el caso de la crisis de Argentina. Una crisis que golpea a Telefónica por una doble vía: directamente, por el empeoramiento de sus resultados en Argentina; indirectamente, porque ha provocado la debilidad de las economías y las monedas del Cono Sur, especialmente de Brasil. Aún así, Latinoamérica es uno de los principales factores para explicar los buenos datos ofrecidos por Telefónica, lo que indica que la compañía, pese a todo, goza de muy buena salud.
Lo insólito, a la luz de esta realidad, ha sido su comportamiento en Bolsa durante el lunes. La operadora cayó el 4,15%, algo inaudito a la luz de los resultados que presentó, que deberían haber disparado el valor al alza. Sin embargo, no fue así. Telefónica sufrió la crisis de confianza que azotó a todas las empresas europeas de telecomunicaciones y no pudo librarse del castigo de los inversores que, con las cuentas de la mano, parece injusto. Pero las cosas en el mercado de valores son así y la caída de este lunes puede ser el preludio de las subidas del martes. Las cuentas de Telefónica lo justifican.

La sorpresa de Telefónica

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